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Drama
La pesadilla del payaso Bolillo: le amputaron una pierna y se acabaron sus shows
Jesús Pilco necesita ayuda para sostener su hogar. Ve imposible regresar a sus shows. Lo que su pareja gana cosiendo no les alcanza ni para la insulina
La pesadilla de Jesús Pilco, conocido como el payaso Bolillo, se cumplió: le amputaron la pierna izquierda, debido a una gangrena que se produjo por la diabetes que padece hace un lustro.
Su situación física y económica actual lo deprimen. Sin su extremidad inferior ve imposible lo que más desea: mantener a su compañera de vida, Maritza Moreno, con quien ha compartido más de 26 años de su existencia.
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Su pareja cuenta que luego de la amputación, la vida de Jesús, de 58 años, estuvo en riesgo, debido a un paro cardíaco. Estuvo cinco días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y tres días pasó intubado.
“Los médicos lo llamaban, lo hincaban y él no reaccionaba. Estuvo como 24 horas inconsciente. Los doctores me dejaron entrar a verlo y después de oírme, de repente movió su mano”, recuerda su conviviente.
Maritza expresa que la discapacidad ha entristecido más a su amado. “Soy lo que no quería ser, una carga”, eso me dice”, manifiesta acongojada Maritza, quien a ratos se convierte en su terapeuta físico, su amor por él hace que ella se aguante el dolor de hernia que padece, todo con tal de que a su “gordito” -como lo suele llamar- no le salgan escaras por estar mucho tiempo acostado.
Aunque por el momento la movilidad de Bolillo es limitada, sus pensamientos ‘vuelan’. “¿En qué piensas?, le pregunto. Preocupado contesta: “Solo tenemos agua en la nevera”. “Dios algo nos dará, confía”, así, ella trata de ‘inyectarle’ un poco de fe a Jesús, aunque no pueda pincharlo con la insulina, pues ni para eso tienen.
Con la amputación surgieron más necesidades, ahora Bolillo debe usar pañitos húmedos y pañales, de estos últimos, unos tres requiere a diario. Por su diabetes debe tener una buena nutrición, pero no hay para la ‘jama’ saludable.
- APOYO PARA NEGOCIO EN CASA
Por ahora, los pocos dólares que Maritza se gana cosiendo el hilván a los pantalones de los vecinos no le alcanzan para vivir. Y encima están endeudados en la tienda del barrio.
El sueño de ambos es tener un negocio en su vivienda, ubicada en la entrada de Santa Elena. Maritza sabe de costura y quiere tener telas y materia prima para vender sus confecciones. Asimismo, ha considerado ponerse una papelería, pues en su barrio hay muchos alumnos, quienes podrían ‘hacerle el gastito’ y Bolillo estaría ocupado atendiéndolos.
De no cumplirse esos sueños, la ‘ñora’ de Bolillo confiesa que como última opción trabajaría fuera de casa, pero quiere generar dinero para así poder comprar la insulina de su amado, los pañales, los pañitos húmedos, la crema para las escaras y adquirir alimentos para que él tenga una buena nutrición. Así le toque 'partirse el lomo', ella hará todo sacrificio por su Bolillito, solo quiere que él vuelva a sonreír.
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