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Represa de Chongón: escenario de macabros hallazgos y el alarmante aumento de cuerpos
Familiares de un hombre desaparecido en Nueva Prosperina sospechan que su cuerpo podría haber sido arrojado al ‘canal de la muerte’
La última vez que vieron con vida a Kevin moisés Santillán Briones fue la mañana del miércoles 13 de noviembre, en las inmediaciones de su domicilio, ubicado en la cooperativa Reinaldo Quiñónez, en el distrito Nueva Prosperina, al noroeste de Guayaquil.
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Tres días después, su cadáver, decapitado, fue encontrado en el recinto Manga de Covacha, perteneciente al distrito Progreso.
Aunque el lugar exacto donde ocurrió su muerte sigue siendo desconocido, el cuerpo fue hallado flotando en el trasvase de la represa de Chongón, un sitio que en los últimos meses se ha convertido en escenario de macabros hallazgos (ver infografía).
Según datos proporcionados por la Policía Nacional, entre el 1 de enero y el 22 de noviembre de este año se han reportado 47 cadáveres solo en esta área, que también forma parte de Guayaquil. En lo que va del año, el distrito Progreso, al que pertenece la zona donde han aparecido los cuerpos, ha registrado 140 muertes violentas, 26 más que en el mismo período de 2023.
La esposa de Kevin, quien se dedicaba a vender caramelos en las calles del noroeste porteño, cree que el asesinato de su esposo ocurrió cerca de su residencia y que su cuerpo fue arrojado al canal. “Él no tenía enemigos, pero en este lugar ya no se necesita motivo para que nos maten”, expresó todavía afligida por su muerte.
Sin embargo, lo más alarmante es que casos como el de Santillán Briones se han vuelto cada vez más frecuentes. Muchos de los cadáveres hallados en esta laguna, ubicada a solo 15 minutos de la carretera principal, muestran signos de extrema crueldad: desmembramientos, decapitaciones y mutilaciones, reflejando la brutalidad característica de los grupos delictivos que operan en el distrito Nueva Prosperina, que este año ha reducido la violencia en un 50 %.
El pasado 10 de junio, tres cuerpos fueron encontrados flotando en la represa de Chongón, dos de ellos en el recinto Manga de Covacha. Uno presentaba mutilaciones severas: estaba decapitado y carecía de una pierna. Esa misma mañana, un tercer cadáver fue descubierto en condiciones similares en el sector de Bajo Verde, también en la vía a la costa.
De acuerdo con una fuente de la Policía, se presume que muchas de estas muertes violentas no ocurren en esta zona, sino que los cuerpos son trasladados y arrojados en el conocido ‘canal de la muerte’.
Conviven con la ‘huesuda’
Esta situación ha sembrado un clima de terror entre los habitantes de los recintos cercanos a la represa, quienes viven diariamente con el temor y la incertidumbre de lo que podrían presenciar o enfrentar en cualquier momento.
Joel, un joven de 25 años y oriundo del cantón Olmedo, en la provincia de Manabí, lleva cinco meses residiendo en Manga de Covacha. Para él, la violencia que envuelve el sector se ha vuelto parte de la rutina.
“Los cadáveres cruzan toda la represa hasta llegar a la desembocadura. Ver pasar los muertos por este canal de agua ya se ha vuelto muy común. La verdad, a mí ya no me asombra, pero a mi esposa sí. Incluso me ha pedido que nos vayamos de este lugar, pero al no tener otra fuente de ingresos, es imposible”, comenta con resignación.
Su testimonio refleja el impacto psicológico y emocional de vivir en un lugar marcado por la constante aparición de cadáveres. Ya no se inmuta al hablar de estos hallazgos.
Ángel, otro manabita, lleva seis años trabajando en labores agrícolas en este sector de Chongón. “Solo este año he visto al menos 40 cadáveres flotando. No solo hombres, también mujeres. Los comuneros somos los que los llevamos a la orilla mientras esperamos a que llegue la policía para hacer las pericias necesarias. Ya no nos da miedo. Hay semanas en las que aparecen hasta siete cadáveres”, relata.
Los habitantes de este sector han terminado por normalizar estos macabros hallazgos. Son parte de su cotidianidad.
Al otro extremo de la ciudad
Para quienes viven cerca del denominado ‘canal de la muerte’, no les sorprende que las bandas criminales, en su afán de deshacerse de los cadáveres, los arrojen al agua. “Desde hace tiempo se comenta que los matan y luego los lanzan al canal para deshacerse de ellos”, menciona un residente de la zona, quien solicitó no revelar su identidad por temor a represalias.
El teniente coronel Omar Arequipa, jefe subrogante del distrito Nueva Prosperina, descarta la posibilidad de que los cuerpos hallados en el trasvase Daule-Chongón hayan sido transportados por las tuberías de agua de la zona.
“Es imposible. Realizamos un recorrido y verificamos que las tuberías funcionan bajo presión atmosférica, lo que impide el paso de cualquier objeto, incluidos los cuerpos”, sostiene.
Arequipa agrega que las rejas de seguridad instaladas en el sistema de acueductos contradicen aún más esta teoría. “Para levantar esas rejas se requiere equipo mecánico, no se puede hacer manualmente. Existen cinco espacios con rejas que complican el paso, por lo que sería inviable que los delincuentes pudieran alzarlas para arrojar un cuerpo”.
Asimismo, indica que en los últimos tres kilómetros antes del embalse podrían ocurrir homicidios violentos, y los cuerpos podrían ser arrojados en esa área, lo que explicaría su aparición en el trasvase.
En cuanto al ‘canal de la muerte’, Arequipa señala que este año han sido encontrados allí 12 cadáveres vinculados a muertes violentas, una cifra inferior a la de años anteriores.
“Es ilógico suponer que los cuerpos sean arrojados en un distrito y terminen en otro. Hay obstáculos físicos que dificultan cualquier traslado”, afirma.
Sobre la seguridad en las zonas cercanas al canal, Arequipa asevera que se han implementado estrategias como cuadrantes seguros y patrullajes vehiculares para reducir los índices de violencia. No obstante, reconoció que “sería inviable asignar un agente policial para vigilar cada tramo del canal”.
Más hallazgos: En la represa de Chongón no solo se encuentran cadáveres de personas asesinadas, sino también de quienes mueren ahogados.
Violencia: El distrito Progreso es una de las 12 jurisdicciones que conforman la Zona 8, la cual registra 2.073 asesinatos entre el 1 de enero y el 22 de noviembre.
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