A las 07:00 del lunes 20 de mayo llegó la primera cuadrilla de trabajadores del Municipio de Quito para empezar el desmontaje de la tribuna de Los Shyris, en el norte. Enseguida, unas seis personas intentaron impedir los trabajos, pues llegaron con carteles, banderas y bocinas para exigir que no se continúe con la intervención.

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Juan Carlos Cobo, uno de los manifestantes, dijo a EXTRA que la tribuna es “un espacio cívico ciudadano y cultural de la ciudad y del país”. Y añadió: “Lo cerraron a pretexto de los ‘piques’ y la inseguridad, pero botarla no es la solución”.

Ida Páez, quien se identificó como activista ciudadana, aseveró que está dolida, pues considera que el sitio ha sido testigo de “marchas pacíficas y la lucha contra las tiranías”. “Que hagan un bulevar no es una solución porque se llena de vendedores ambulantes y desorden”, sentenció.

Para Héctor Molina, investigador histórico, esta estructura sí tiene un gran significado para los quiteños, pues representa tanto la expansión de la ciudad en la década de 1970, como el lugar de encuentro para desfiles y marchas militares. “Lastimosamente ya no tiene esa importancia, porque el único desfile que se mantiene es el de La Confraternidad en las fiestas de Quito”, explicó.

Según Molina, el ‘brillo’ de este espacio se fue perdiendo en la década de 1990 y principios de los 2000, pues los actos marciales fueron desapareciendo. En los últimos tres años, sobre todo desde la pandemia de covid-19, las gradas fueron clausuradas con mallas y alambres, ya que se convirtió en el sitio preferido para los indigentes.

Hay nostalgia. Anthony Pilco dijo a EXTRA que el mayor recuerdo que tiene de la tribuna son los desfiles de su antiguo colegio: el Mejía. “Era un clásico venir acá. Me traían de chiquito, pero no tengo más recuerdos”, dijo. Considera que el valor que se le dé a la estructura es relativo. “Depende de la edad. Los más jóvenes no es que hayamos vivido grandes cosas aquí”, argumentó.

Marco Picuasi recordó que se resguardaba allí cuando llovía luego de entrenar con sus amigos. “Ahí nos quedábamos descansando un rato”. Además, era el punto de encuentro de carreras atléticas. “En la de 15k salíamos de la tribuna y llegábamos al sur de Quito”, rememoró.

Dina Suárez, aunque no vive cerca del lugar, sí tiene presente que ese lugar era el epicentro de las fiestas de Quito. “La gente ya no quiere recordar. Lo bueno se va quedando atrás”.

Los vecinos del sector sí están de acuerdo con el retiro, pues han sufrido en carne propia el aumento de la inseguridad que significó el desuso de la construcción. “Había gente durmiendo ahí, pero no eran solo indigentes, sino personas (con enfermedades) psiquiátricas que eran agresivas”, dijo Paola Burbano, presidenta del Comité Pro Mejoras.

Explicó que quienes pasaban al parque La Carolina eran asaltados por personas que se escondían allí. Luego de la colocación de las mallas pasó a ser un espacio oscuro y sin utilidad. “No negamos que haya sido importante, pero ya no tiene uso. Es un foco de inseguridad”, insistió. La intervención beneficiaría a unas 400 familias de la zona. “Hay personas que ni siquiera viven aquí, no han visto la realidad desde cerca”, comentó refiriéndose a quienes se oponen.

La intervención, no solo a la tribuna sino a la avenida Shyris, se gestó luego de que los vecinos de la zona expusieron en redes sociales la problemática de la inseguridad y de las carreras clandestinas de autos.

Es por ello que se diseñó un plan para reformar la zona y hacerla más amigable con los peatones. El 2 de mayo se concluyó la construcción de plataformas a nivel de acera en la calzada entre las calles Bélgica y Holanda.

Según la planificación del Municipio de Quito, están ubicadas estratégicamente en áreas de alta demanda peatonal. Las plataformas obligan a los conductores a disminuir la velocidad con la que circulan. El retiro de las gradas tiene dos fases: primero, la remoción de estructuras metálicas, puertas, ventanas, pasamanos, entre otros; posteriormente, se ejecutarán trabajos de demolición y limpieza de escombros.

Fernando Tobar, gerente de Obras Públicas, dijo que “la actual zona de la tribuna es insalubre, insegura, con roedores y presencia de indigentes. La idea es transformar este lugar, por eso ya se iniciaron trabajos con colocación de rampas para pacificar el tránsito”.

El proyecto tomará al menos 90 días para implementar el sendero seguro. Hay algo en lo que todos están de acuerdo. No quieren un bulevar como el de la avenida Naciones Unidas, sino espacios verdes y pasos inclusivos para todos los peatones.

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