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Quito: Vecinos de La Vicentina se unen para recuperar espacios
Los principales problemas son el consumo de alcohol y la basura. Para mejorar, se realizan eventos para generar convivencia entre los moradores
Sentarse en el parque para chismear con los vecinos, tomar el sol y disfrutar de una tarde tranquila parece algo simple. Y en cuestión de seguridad y convivencia ciudadana, es clave.
En La Vicentina, un barrio del centro-norte de Quito, lo entendieron y por eso uno de sus sitios emblemáticos, la Plaza Vacas Galindo, es la ‘hueca’ a la que la comunidad le tiene un cariño especial.
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Los pequeños muros que rodean el parque aún exponen los agujeros en los que se incrustaban las barras de hierro de las rejas que ‘encarcelaba’ este espacio. Para entrar, la gente debía tener suerte porque la puerta no siempre estaba abierta.
Los vecinos dicen que era una barrera que pretendía evitar que se hiciera mal uso del lugar con ventas informales o consumo de alcohol y drogas, lo que terminaban en riñas callejeras. Sin embargo, las rejas alejaron a los habitantes.
Así empezó el cambio
Ruth Conde, presidenta del Comité de Seguridad Ciudadana de La Vicentina, cuenta que un grupo de vecinos organizó una recuperación de la plaza hace año y medio, como parte de un plan para mejorar la convivencia y la seguridad.
Una de las acciones fue retirar las rejas, pintar los bordillos, poner basureros y colocar letreros con normas para cuidar el lugar. Además, sembraron 31 árboles, entre los que se encuentran varios arupos y un pino, que se convierte en el árbol de Navidad en diciembre. También colocaron un letrero grande donde se pide a los usuarios no pegarse los ‘tragos’, colocar la basura en su lugar, pasear a las mascotas con correa y otras indicaciones.
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A pesar de las alertas, el consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias sigue siendo un problema importante, dice Adriana Jurado, vicepresidenta del Comité de Seguridad. Es común ver grupos que beben no solo en esta plaza sino en varios rincones del tradicional barrio de la capital.
Jurado y Conde han pedido varias veces que personal de la Agencia Metropolitana de Control (AMC) visite el barrio y sancione a quienes hacen mal uso del espacio público, pero no han tenido respuesta. Se apoyan, en cambio, con la Policía Nacional.
Sentido de pertenencia
En La Vicentina, dicen, la gente camina tranquila hasta tarde. Aunque no están totalmente libres de asaltos y violencia, sienten que la situación es mejor que en otros sectores. Los dirigentes atribuyen esto a la organización ciudadana.
En este barrio también existe un trabajo en unos 10 grupos que se organizan por calles o microsectores. Además de un chat del barrio, estos grupos tienen uno propio, en donde se comunican sobre las necesidades de cada zona.
Así, por ejemplo, si las luminarias están dañadas, llaman al 136 para pedir su reparación, y hacen colectas para colocar cámaras o sirenas. Esto ha permitido cultivar un poco el sentido de pertenencia al barrio y el valor de conocer a los vecinos y cuidarse entre todos.
Aunque hay resultados positivos, la tarea todavía es titánica, según Conde. Esto porque hay personas que no quieren sumarse a las iniciativas. Calcula que apenas el 40 % de habitantes crecieron en el barrio, el resto es gente que no se siente parte de la comunidad y por ello no participa.
Para enfrentar ese problema, organizan ferias periódicas con actividades para niños, venta de productos elaborados por emprendedores y shows musicales en el parque Navarro, conocido como el ‘de las tripas’. Además, todos los fines de semana hay bailoterapia y se fomentan programas en la Casa Somos. Existe un espacio para los adultos mayores, en un grupo de los Sesenta y Piquito.
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