Mientras algunos amanecieron a buscar encebollado el primer día del año, otros (muchos) madrugaron a las iglesias del Centro Histórico de Quito para hacer sus peticiones de Año Nuevo. 

En San Francisco, las bancas no daban a vasto para tantos fieles, quienes con figuras del Niño Jesús y la virgen pagaron para que sus intenciones sean mencionadas en las misas. “Oremos para que la paz vuelva al Ecuador y podamos vivir tranquilos”, decía el oficiador de la misa.

Los feligreses asentían con a cabeza y rezaban casi hasta las lágrimas. “Es lo primero que debemos hacer en el año: ponernos en presencia de Dios”, le dijo una adulta mayor a una niña mientras le indicaba que debía arrodillarse.

Aunque todas las iglesias del Centro Histórico ofrecieron misas desde muy temprano, la de San Francisco fue la más concurrida. “Toda la familia se congrega en misa el primero de enero desde hace 20 años. Es una tradición”, contó Marcelo Silva

Esto se concentra en la devoción de su madre, Rosa Villagrán, en la virgen de Guadalupe. “Somos siete hermanos y cada uno llega con su familia a la iglesia, así llueva o relampaguee”, relató Marcelo mientras sostenía un cuadro de la guadalupana de al menos un metro.

CONOCE TAMBIÉN: Fin de año: los quiteños ya buscan los calzones de la suerte

Rosa, de 90 años, ya con dificultad para caminar dio la bendición a su hijos y nietos antes de tomarse la foto familiar. “Yo vi a la virgen varias veces por eso soy tan devota”, relató.

Las familias creen que es “más efectivo” ir a la casa de Dios que solo pensar en lo que quieren mientras se quema el Año Viejo. “Yo esto lo hago desde que tengo uso de razón”, comentó Verónica Muñoz de 50 años.

La petición más importante fue la de trabajo para los miembros de la familia tomando en cuenta la crisis económica del país.

Pero hubo quienes se concentraron en la comunidad: Anita Sánchez llevó varias imágenes del Niño Jesús a misa para pedir por el cese de las guerras a nivel mundial y sobre todo por la seguridad del país. “Yo nos encomendé para que nos proteja y que dejemos de vivir tanta violencia”, explicó.

Al mediodía se llevó a cabo la primera procesión del año. La virgen de la nube recorrió varias calles del centro aglutinando a los católicos, independientemente de sus devociones particulares. “No queda más que rezar”, dijo Anita.

Esta advocación se celebra cada primero de enero, en la que hasta se contrata hasta banda de pueblo.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!