Dos atentados en el que el ‘arma’ usada por delincuentes fueron vehículos, se registraron en Quito y Guayaquil, en menos de seis horas.

Los tacos de dinamita dejados la noche del jueves 6 de abril, dentro de un carro de color negro, en una gasolinera ubicada frente a la terminal terrestre de Quitumbe de la capital, fueron desactivados sin que existan daños ni víctimas.

Sin embargo, la madrugada de ayer, en la cooperativa Brisas del Salado, en el sector de la Isla Trinitaria, sur porteño, los criminales no necesitaron de algún tipo de artefacto para hacer explotar una furgoneta. Le rociaron gasolina y le prendieron fuego.

Julio César Indacochea, quien reside en la manzana 9 de este sector de la ciudad, contó a EXTRA los perjuicios que el estallido de la camioneta, de color gris y sin placa, provocó en su domicilio, en otros cinco inmuebles y también las lesiones en el cuerpo de su vecina Moralma Arroyo, quien por la desesperación al ver que frente a su casa un carro estaba prendido en llamas, se arrojó por la ventana.

“La onda expansiva por explosión del carro dañó los vidrios de la ventana de mi vivienda, de las vitrinas, hizo que volaran varias hojas de zinc de mi casa y de las viviendas de al lado. La vecina estaba dormida y del susto se lanzó por la ventana, pensó que el fuego iba a contaminar su hogar, tiene golpes en el cuerpo, la trasladaron a un hospital”, narró.

Tres de los cuatro criminales llegaron en dos motocicletas, el otro individuo conducía la camioneta a la que le prendieron fuego. El conductor del carro y dos sus compinches se bajaron de las motos y ayudaron a rociar gasolina.

“Fue una madrugada de terror. Desconocemos la intención de los delincuentes. A mi esposa se le bajó la presión, tuvimos que llevarla al médico”, relató Julio César, quien durante 40 años ha residido en ese sector de Guayaquil.

Dinamita exportada

En la capital, la Policía recibió la alerta de que un vehículo fue abandonado dentro de una gasolinera de Quitumbe, en el sur de la capital.

Lo inaudito era que en el asiento posterior no había pasajeros, sino un tanque de gas con un ‘collar’ de explosivos.

Tras cinco horas de labores, la Policía desactivó el explosivo con la ayuda de un can amaestrado llamado Siko y del robot Packbot510.

El general Víctor Herrera, comandante de la capital, indicó que tras las primeras indagaciones determinaron que había 20 explosivos de fabricación industrial con una envoltura roja, 17 de estos, según el oficial, son de origen peruano.

Este tipo de dinamita también la decomisaron hace un mes durante un operativo de captura de un extranjero, quien pertenecería a una banda organizada. Lo detuvieron con 16 tacos de explosivos en el sector de Carcelén, en el norte.

Herrera añadió que el carro en el que encontraron el tanque de gas había sido reportado como robado en agosto del año pasado. “Estamos revisando las grabaciones de las cámaras de seguridad para conocer la hora y quiénes fueron los que abandonaron el automóvil”.

Mientras tanto, los moradores y dueños de locales que rodean esta zona siguen preocupados porque no saben cuándo podría ocurrir un evento similar. La Policía también intensificó los patrullajes para evitar algún delito. (AEB-BCP)