Juan Carlos Villarroel se sabe de memoria las calles en las que su hijo Josué fue visto por última vez: Lauro Guerrero e Inti, en el sector de La Atahualpa, sur de Quito. Lleva desaparecido un año y diez meses.

En las imágenes de las cámaras de seguridad del sector se observa que el miércoles 15 de diciembre de 2021 el chico caminaba y se tambaleaba. “Se lo ve con dos personas. Se ve que le dan algo de beber y le botan algo en la cara”, relata.

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Él y su familia presumen que fue escopolaminado y que continuó su camino por la Lauro Guerrero por varias cuadras.

No es el único caso, el 24 de septiembre, Sebastián Collaguazo desapareció en la misma zona. Sus familiares también han visto sus últimas imágenes en las cámaras de seguridad, sobre todo privadas. Esta zona es la que circunda al parque lineal del río Machángara, entre los barrios de El Recreo, La Atahualpa y El Calzado.

El 11 de enero de 2022, Andrés Medina Salazar fue hallado sin vida en esa quebrada. Aunque las autoridades dijeron que había muerto al caer a la hondonada, su familia aseguró en esa época que lo asesinaron.

El joven salió a pasear a su perrita y estuvo desaparecido por varios días.

Las similitudes

Josué tenía 17 años y Sebastián 23 al momento de su desaparición. Andrés, 19.

Josué pidió permiso a su papá para ir a comprar unos dedales para el celular en el centro comercial El Recreo, y Sebastián para ir a patinar en un parque que queda a cinco cuadras de ese sitio.

Ambas familias se han puesto a investigar por su propia cuenta. Franco Collaguazo, hermano de Sebastián, incluso pidió vacaciones para encargarse de la búsqueda que lleva más de un mes. “Ya tuve que volver al trabajo, pero sigo pendiente del caso”, dice.

En sus averiguaciones, Juan Carlos Villarroel ha recibido testimonios de vecinos que dicen que hay una banda que opera en las inmediaciones de la quebrada.

Franco Collaguazo también ha escuchado esos rumores y no le parece descabellado. “No se confirma porque la gente solo comenta, pero si es así, las autoridades deberían intervenir”, reclama.

Villarroel no pudo evitar pensar en su hijo cuando se enteró del caso de Sebastián. “Las desapariciones tienen mucha similitud, ambos salen de la parte de atrás del colegio Amazonas (calle Lauro Guerrero)”, menciona.

Una mujer le contó que ha visto un grupo de hombres por la zona y que se veían peligrosos. “Es algo que no podemos comprobar porque no volví a encontrar a la señora y no se ve en las cámaras”.

Ayuda

A Josué, una vecina intentó ayudarlo. “En su testimonio a Fiscalía dijo que había pedido a unos policías que lo ayuden. Ella indicó que los policías sí interceptaron a mi hijo”, explica.

Pero hay otras tomas que dan cuenta que el chico siguió deambulando por el sector y estaba solo.

En el caso de Sebastián se investigan las llamadas que habría intentado hacer a su mamá y una al ECU-911 “Parece que él intentó pedir ayuda”, agrega Franco.

Las circunstancias de ambas desapariciones son confusas y aunque sus familias no pierden la esperanza, quedan muchas dudas que tampoco fueron despejadas a EXTRA, pues solicitamos información a la Dirección Nacional de Comunicación Organizacional y Estratégica de la Policía Nacional sobre las desapariciones en esta zona y su respuesta fue que “por cuestiones investigativas no se puede brindar dicha información, debido a que estos hechos se encuentran todavía en un proceso de indagación”.

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