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Quebrada Oasis: una familia está a punto de perderlo todo
La quebrada Oasis se ha hecho más ancha y más profunda en un año. Ya se llevó parte de la vivienda de los Guzmán. También está contaminada con aguas servidas y basura.
Para la familia Guzmán, el simple acto de dormir se ha vuelto una angustia, pues no sabe a qué hora la quebrada Oasis, ubicada en San Antonio de Pichincha, norte de Quito, se llevará su casa. “Esto no es vida, estamos atentos siempre a los ruidos o los movimientos de tierra”, cuenta Elsa Guzmán.
La casa es grande y se han invertido al menos 30 años en construirla. Allí viven otras dos familias que están en peligro debido al avance del talud. Hace un mes, al menos 10 metros de terreno con parte de la construcción del inmueble se fueron abajo. Pero eso no es nada para lo ocurrido el 19 de febrero de 2022.
En un vídeo de seguridad se registró cómo unos cuartos cayeron a la hondonada. Desde entonces, los habitantes cerraron el paso hacia esa parte con latas. “También nos tocó poner a nosotros mismos los plásticos para minimizar un poco la erosión”, explica Elsa.
Pero no es suficiente, con el viento y las lluvias de las últimas semanas la tierra ha seguido cediendo. Lo que más les asusta es la rapidez con la que ha avanzado el talud. “En un año ya estamos con un pie en la quebrada”, enfatiza Elsa.
EXPROPIACIÓN
Los Guzmán están conscientes que seguir viviendo allí es un peligro, por lo que están dispuestos a dejar su hogar, pero si el Cabildo expropia el terreno. “No podemos acogernos a que nos reubiquen nomás porque hemos invertido mucho tiempo y dinero en la casa familiar”, insiste Elsa.
Una de sus cartas a favor es que antes de construir tramitaron los respectivos permisos en el Municipio. “Cumplimos con la normativa, los espacios en la quebrada. Todo”. En total se han perdido al menos 80 metros de terreno. Incluso hubo la iniciativa de hacer un parque lineal en el filo de esa quebrada, pues al menos 40 casas estarían en peligro.
CONTAMINACIÓN
Una de las razones para el avance de la erosión, según los vecinos, es que las aguas negras de varios conjuntos residenciales van a dar a esa quebrada que es un brazo de la de Monjas, ya declarada en emergencia.
“Hay vertientes pequeñas que ahora se mezclan con el agua contaminada”, cuenta Eduardo Espín, morador de la zona.
Eso se suma a que se ha convertido en un botadero de basura. “Siempre limpio, pero vienen a dejar hasta escombros”, denuncia el vecino.
Esto ha causado un fuerte mal olor al que los moradores hasta “se han acostumbrado”. “La contaminación nos afecta a todos, antes se podía hasta caminar por la parte de abajo de la quebrada. Ahora ya no”, agrega Evangelina Yánez.
EXTRA se comunicó con la Empresa de Seguridad, la Secretaría de Seguridad y la Empresa de Agua Potable (Epmaps) del Municipio para saber sobre las acciones frente a este problema.
Epmaps informó que sí hay una descarga de alcantarillado a la quebrada, pero que eso no causa el deslizamiento. Las otras entidades aún recopilan información.