Con hilos, reglas, tijeras y el ojo bien afinado en los detalles, aprenden a confeccionar prendas de vestir, las beneficiarias del programa social Mujeres en Acción, el cual busca enseñarles un oficio que les permita emprender y así generar ingresos económicos para sus hogares.

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El proyecto se gestó a través de una alianza entre la Dirección de la Mujer municipal y la fundación Acción Solidaria, la que presta sus instalaciones y sus instructoras en beneficio de las mujeres que se interesan y se inscriben en la actividad.“

Tenemos una sede al norte (La Garzota 2, calle Camilo Nevárez y avenida Agustín Freire) y en el sur (Francisco Segura 1207, entre La Habana y México), donde se ofrecen los talleres. Las beneficiarias reciben capacitaciones en confección. Dentro del programa hay varias opciones como: ropa para bebé, ropa femenina, calzado, lencería”, explicó Leonel Goyes, jefe de Comunicación y Marketing de la fundación.

El Cabildo guayaquileño, por su lado, aportó a esta causa con la adquisición de 56 máquinas de coser de diferentes tipos, las cuales se usan en el proceso de creación de las prendas que aprenden a confeccionar en estos talleres.

“Cada beneficiaria tiene una máquina a su disposición y aprende a confeccionar desde cero; además, las que quieren venir a practicar más, lo pueden hacer con la colaboración simbólica de $ 1, para reservar el equipo. Muchas beneficiarias vienen a trabajar en sus proyectos porque empiezan a emprender y les salen pedidos”, añadió Goyes.

Lamentablemente, el espacio y los equipos para estos talleres son limitados a 50 cupos, por lo que no todas las mujeres interesadas alcanzan a ingresar en cada convocatoria. Para el proceso de selección se hacen varios filtros para que sean quienes más lo necesitan las que puedan acceder al programa.

“Le damos prioridad a las personas que no han tenido acceso a educación formal, un menor nivel socioeconómico, el sector donde viven; es decir, se le da prioridad a las mujeres con mayores niveles de vulnerabilidad”, explicó Karla Gende, coordinadora del proyecto.

Las beneficiarias aprenden a confeccionar prendas dependiendo la temporada del año; en temporada de lluvias las instruyen en la creación de chompas e impermeables; en esta temporada de inicio de clases, han aprendido a elaborar uniformes escolares (zapatos, blusas, camisas).

Esto les permite a las talleristas no solo ahorrar dinero al no tener que gastar estas prendas en locales comerciales, sino que también les da la oportunidad de hacer algo de dinero para sus casas con la venta de las mismas.

Ana Ponce es una de las inscritas en el proyecto, quien recibe capacitación desde hace dos meses, aprendió el proceso de confección desde que se conecta la máquina (de coser) hasta que la prenda está culminada. “Esto es una fuente de trabajo y una inspiración para las madres de familia, me pienso inscribir en otros cursos”.

Incluso algunas participantes ya lograron ganar algo de dinero con este arte. “Conocí el programa a través de una amiga. No estaba en mis planes seguir estudiando, pero vine, me gustaron las instalaciones y los cursos”, comentó Mireya Loor, una de las beneficiarias.

Ella sabía lo básico de confección, pero aquí ha perfeccionado la elaboración de ropa. Ha realizado tres cursos en nueve meses. “Mi primera venta fue un ajuar (conjunto de vestir para bebés que se conforma de pantalón, camiseta, abrigo, guantes, gorro, medias y manta)”, indicó Mireya.

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