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La víctima y su vehículo fueron quemados y abandonados en medio de unos canteros.Miguel Laje

Plomo y fuego para empresario

El crimen ocurrió en el cantón Marcelino Maridueña, en Guayas. El cadáver fue trasladado a la morgue de Milagro, para investigaciones.

En una zona de difícil acceso, alrededor de los canteros del recinto Niágara del cantón Marcelino Maridueña, en Guayas, fue encontrado ayer el cuerpo de Jorge Eduardo Vargas Villón, carbonizado y con dos impactos de bala.

El hombre, de 44 años y oriundo del recinto Tres Cerritos, del cantón Naranjal, se comunicó por última vez con su esposa Mayra Granda la tarde del pasado martes, a través de un mensaje de WhatsApp: le envió un video de dos segundos, en el que se aprecia una zona apartada.

Dos hipótesis indaga la Policía Nacional. Los familiares creen solo en una de ellas.

“Presumimos que ahí ya estaba secuestrado y estaba tratando de decirle a la esposa”, comentó el cuñado del fallecido, Carlos Granda.

Una de las hipótesis que manejan los investigadores sobre el crimen es que fue una muerte a consecuencia de un pago que debían realizar a Vargas Villón, quien era un empresario agrícola y habitualmente tenía que cobrar fuertes cantidades de dinero, por el alquiler de maquinarias.

El allegado también habló acerca de esa sospecha: “Nosotros pensamos que por no pagarle lo mataron”.

En el sitio donde se registró el hecho no había huellas. Al parecer, tras matar al padre de familia, le rociaron algún tipo de combustible para desaparecer cualquier indicio, incluido el vehículo que el hombre utilizaba para movilizarse a diferentes cantones de la provincia, por motivo de su trabajo.

El jefe policial de Marcelino Maridueña, Roberto Zuleta, informó que, al momento del hallazgo, el auto calcinado ya estaba con temperatura baja, lo que significa que ya habían transcurrido varias horas desde que se cometió el crimen.

Agregó que lo desolado del sector fue aprovechado por los verdugos, pues era imposible que alguien viera o escuchara algo.

Otra hipótesis

De igual manera y de forma preliminar, las autoridades policiales presumen que también se pudo tratar de un posible ajuste de cuentas, dadas las circunstancias en que se cometió el crimen.

Sin embargo, los allegados no creen en esa versión. En los exteriores de la morgue de Milagro, dijeron que Vargas era un hombre tranquilo, cristiano evangélico y que solo se dedicaba a su trabajo. Por eso enfatizaron que, para ellos, lo asesinó alguien que tal vez no quiso pagar alguna cuenta por sus servicios.

“Estamos esperando al amigo que siempre lo acompañaba, para que nos diga quién nomás le debía y cuánto tenía por cobrar. Ya le hemos dado toda esa información a la policía para que nos ayude a esclarecer este caso”, mencionó un amigo.