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Guayaquil: En parque interno de Sauces 1 se brincan el cerco para dormir y fumar
Miedo y abandono, eso sienten algunos moradores de este sector norte de Guayaquil, quienes se quejan porque el sitio se ha vuelto fumadero e incluso dormitorio para los ‘plutos’ e indigentes.
Julia de Rivera tiene 4 años de vivir en este sector norte de Guayaquil y afirma haber ‘cachado’ a más de uno subirse el bajo cercamiento que tiene uno de los parques internos de la ciudadela.
“En la noche pasa más eso, llegan y saltan el cerco; toman dentro del parque y hasta se drogan y los que están ‘voladotes’ se quedan a dormir y todo. Es más otra vecina asegura que hace unos tres años, encontró a una pareja teniendo sexo, dentro del lugar que debe de ser recreativo para las familias”, menciona molesta la manabita, quien tiene 20 años en el Puerto Prinicipal.
Otra moradora se queja por la inseguridad de una peatonal aledaña al parque. No revela su nombre, pero sí su molestia y preocupación. “Uno pasa por allí, pero lo hace con susto, porque del otro lado nos puede sorprender algún ladrón y para dónde corremos, nos toca entregar todo lo que tenemos”, expresa.
Más residentes se unen y se incrementan los lamentos, uno de ellos es el estado de las luminarias, que están en mal estado, unas sirven, otras no. “Gracias a Dios, por fin vinieron del Municipio a cortar los frondosos árboles, los cuales tapaban la poca iluminación del parque”, manifiesta Julia.
El tema de la basura es otro dilema, pero esto atañe más a la cultura de los residentes. “La gente no colabora, no sabe vivir en comunidad, el recolector pasa lunes, miércoles y viernes, pero botan sus desechos a la hora que les da la gana y han seleccionado una parte de este parque como depósito de desperdicios.
La mayoría de las familias de Sauces 1 están conformadas por personas de la tercera edad, indica Alexandra Laborde, presidenta del consejo barrial. Ella se queja que motorizados ingresan en las peatonales, sin considerar que estos reducidos espacios son exclusivos para transeúntes.
Autogestión de moradores
Blanca de Zúñiga es de la tercera edad y mora hace 45 años en este barrio del norte de Guayaquil. A ella le desespera tanto abandono de las autoridades locales, por eso no le quedó otra que pagar de su bolsillo a un jardinero para que se encargue de regar y podar las plantas del sitio.