Los Granaderos de Tarqui son conocidos por su misión de defender la vida del presidente de la República, realizar honores, cambios de guardia, entre otras actividades que incluso llaman la atención de los turistas. También destacan porque deben permanecer firmes en sus puestos de guardia, en silencio. Y bajo ese mismo sigilo, uno de los integrantes de este grupo de escoltas especiales se habría quitado la vida aproximadamente a las 00:00 del miércoles 13 de septiembre de 2023, dentro de su habitación en las instalaciones del Palacio de Carondelet, en el Centro Histórico de Quito.

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El militar, un cabo primero de la Fuerza Terrestre, fue hallado con dos orificios en el cráneo, ocasionados por el pase de entrada y salida de un proyectil, posiblemente disparado con su arma de dotación, de acuerdo a declaraciones del ministro de Defensa, Luis Lara. El fallecido fue identificado como Jimmy Alfredo Guamán Ganazhapa. Su causa de muerte: un presunto suicidio, según la información oficial del Gobierno Nacional.

Las autoridades no han dado información de qué llevó al uniformado a tomar la decisión de quitarse la vida, pero extraoficialmente se conoció que habría tenido cuadros de angustia por un problema personal. En redes sociales, en cambio, hubo usuarios que hacían elucubraciones a partir de este hecho, hablando hasta de un supuesto encubrimiento de la verdadera causa de muerte. No obstante, eso es algo que quedaría esclarecido con la necropsia.

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Pero más allá de las especulaciones, el analista político César Luis Barthelotti explica que a raíz de esta situación se empezará a hablar más del problema de la salud mental en el Ecuador, que es un problema que está pendiente y que afecta a todas las condiciones sociales. “Es una pandemia silenciosa, una pandemia que afecta a todos, una pandemia que tiene graves consecuencias como estas”, sostiene.

Para el especialista, el suicidio de un militar en Carondelet, “antes que afectar al presidente Guillermo Lasso, a su propia seguridad, va a afectar mucho a las Fuerzas Armadas, sobre cómo están trabajando, respecto a la salud mental de sus servidores, de sus colaboradores, de la gente que está con ellos”. Barthelotti sostiene que es momento de dictar “una política pública de manejo de salud mental, dentro de la fuerza pública”.

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