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Metro de Quito: una monjita se 'escapó' del claustro para sacar la tarjeta
Es miembro de la congregación de las clarisas, aunque casi no sale del convento usará el Metro de Quito. Quiere conocerlo y trasladarse más rápido
La hermana María del Carmen Ortiz cambió por unos momentos el silencio y la oración por el bullicio quiteño en la parada de San Francisco, en el centro de Quito.
Ella, como la mayoría de quiteños, no quiso perderse la experiencia de subirse al metro de Quito. “Nunca en mi vida usé este tipo de transporte y me parece un hito importante para la ciudad”, dice la religiosa de 72 años.
María del Carmen vive en el monasterio de Santa Clara, ubicado en las calles Cuenca y Rocafuerte y no tiene permitido salir, sino para asuntos puntuales como ir al médico o realizar algún trámite.
Esta vez se tomó parte de la mañana para sacar la tarjeta del metro y transportarse con facilidad y rapidez. “Generalmente voy del convento al Seminario Mayor y a la Naciones Unidas por el médico. El trayecto me va muy bien”, relata.
Además, le emociona la posibilidad de llegar en cuestión de minutos en un trayecto que le tomaba casi una hora. Debido a que su vida religiosa es contemplativa, es importante para ella ahorrar lo más posible. “Pagar 22 centavos de pasaje me parece muy bien, por ser adulto mayor”, dice.
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Sin embargo, hubo algunos inconvenientes en la fila: una persona se metió a la fila y el proceso se retrasó un poco más. En total unos 30 minutos de espera. “Debería haber una fila para tercera edad. No podemos aguantar tanto tiempo de pie", comentó.
La hermana ya había ingresado sus datos en el convento, pero hubo un error con uno de ellos. El proceso se alargó porque debió buscar ayuda en otra dependencia. “Hoy solo sacaré la tarjeta, debo volver al monasterio. Tengo algunas responsabilidades”, acota.
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