Viajar en los transportes urbanos desde Quito a los valles de Tumbaco se ha convertido en un peligro. Los pasajeros van intranquilos porque en las paradas de los buses o durante el trayecto pueden ser víctimas de robo. Además, las unidades corren el riesgo de ser destruidas cuando los choferes no dejan subir a quienes consideran sospechosos.

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La última semana de octubre, dos videos grabados por las cámaras de seguridad de los buses se volvieron virales.

En el primero se observa cómo un sujeto se levanta de su asiento, saca un arma de fuego y roba a los usuarios mientras el bus sigue su ruta. El hecho ocurre en el Intercambiador de El Cóndor, considerado como uno de los puntos críticos de inseguridad.

La otra grabación corresponde al momento en el que un delincuente dispara dentro de la unidad para amedrentar a los pasajeros y les roba los celulares. Sin embargo, antes de bajar es sometido por un agente de control metropolitano quien, tras un forcejeo, logra quitarle el bolso con los objetos robados y lo expulsa de la unidad. El evento se registró cerca de la Casa de la Selección.

Un equipo de EXTRA recorrió algunos tramos de la avenida Simón Bolívar y de la Ruta Viva para conocer esta realidad desde los usuarios y transportistas. También consultó a las autoridades qué acciones han tomado para contrarrestar esta problemática de inseguridad.

Para llegar a los valles de Tumbaco desde la capital se pueden tomar tres rutas: desde Quitumbe, en el sur; desde el terminal de la Río Coca, en el norte; y desde Calderón, al extremo norte de la ciudad.

Seis operadoras de transporte urbano cubren estos trayectos con 240 unidades. Todas salen desde la capital y llegan a las parroquias rurales de El Quinche, Yaruquí, Pifo, Puembo y Tumbaco.

Robos y vandalismo

Lidia Achig ha presenciado seis asaltos en los buses que ha utilizado los dos últimos meses y ella también fue víctima de uno la semana pasada, mientras regresaba a su casa, en el barrio Bolaños.

Eran las 19:00 del domingo 29 de octubre. Se bajó del bus y cruzó la calle con dirección a su domicilio. De pronto, una motocicleta se atravezó en su camino. El copiloto fue en dirección a ella, “sacó un cuchillo grande. Me robó el celular y la plata que tenía”.

Achig añade que algunos delincuentes utilizan los espacios verdes que hay cerca de las paradas como en El Cebollar o en el Mirador de Cumbayá para esconderse y atacar a sus víctimas cuando están descuidadas. “Allí también esconden las cosas robadas”.

Mariana Urgilés espera un bus en la intersección de la avenida Simón Bolívar y la autopista General Rumiñahui. Visitará a un familiar en Cumbayá. Se coloca la mochila en la parte delantera y sube a la unidad.

“Desde que me robaron el celular y el bolso, tengo más precaución al subir a un bus. Ya no me ubico en los asientos de atrás ni saco objetos de valor”. Mario (nombre protegido) es el conductor de una unidad que cubre la ruta Quito - Yaruquí. El mes pasado, dos sujetos le rompieron el parabrisas porque no les dejó abordar su unidad.

El chofer indica que desde que incrementaron los robos en los buses, los trabajadores han tenido que implementar una especie de derecho de admisión. “Analizamos, según nuestro criterio, a las personas que puedan ser delincuentes por su forma de vestir o caminar y no les dejamos subir”.

Esto le pasó factura cuando un grupo de individuos le rompió las ventanas con piedras luego de que les negara la entrada.

Por otro lado, Mario y sus compañeros del volante son señalados como cómplices de los choros cuando estos roban en un bus y ellos no pueden hacer nada. “Creen que nosotros les avisamos a los delincuentes qué unidad robar”.

Así operan

El ECU 911 registra hasta cuatro alertas diarias por robo en las unidades y paradas que cubren la ruta Quito - Tumbaco.

Geovanny Carvajal, gerente de la cooperativa Yaruquí y directivo de la Sociedad de Empresas de Transportes de Pasajeros Nororiental (Sotranor), explica que los delincuentes tienen calculado el tiempo y la distancia que existe entre cada parada para cometer delitos. Están ubicadas a unos 400 metros de distancia como mínimo y se demora de dos a tres minutos en llegar de punto a punto.

El dirigente explica que grupos de tres o cuatro delincuentes se suben a las unidades para atacar a sus ocupantes.

Uno de ellos apunta con un arma de fuego o intimida con un cuchillo al chofer para que este no active el botón de pánico o alerte en la radio. “Siempre están pendientes de que tenga las manos en el volante y le exigen que disminuya la velocidad”.

Mientras tanto, según Carvajal, sus compinches se encargan de robar a los pasajeros. Antes de bajarse se ‘patean’ el dinero recaudado en el día. Cuando llegan a la siguiente parada, un vehículo los espera y se ‘vuelan’ del lugar.

Ante esto, el mayor de Policía Diego Sánchez, jefe de operaciones del Distrito Tumbaco, indicó que realizan operativos en las carreteras, en las cuales detienen aleatoriamente a las unidades para requisar a los pasajeros y saber si tienen algún arma o sustancia prohibida.

Las intervenciones también les ayuda a detener a personas que tengan una orden de captura.

El oficial recomienda a la ciudadanía que no saquen objetos de valor dentro de las unidades ni en las paradas para que no sean víctimas de robo. Carvajal señala que este tipo de medidas es de gran ayuda, pero considera que se debe hacer más.

En reuniones que han tenido con la Policía han propuesto que exista agentes vestidos de civil dentro de las unidades para que acompañen parte del trayecto y así evitar delitos o actuar cuando exista alguno.

El dirigente también comenta que pidieron que existan motorizados recorriendo las carreteras para que estén pendientes si ocurre algún atraco dentro de un bus.

Se trataría de una banda organizada 

El agente de control metropolitano que ayudó a recuperar las pertenencias de los usuarios de un bus y expulsó al delincuente fue condecorado de forma privada por el Municipio. Además, lo reubicaron de lugar para proteger su integridad porque habría recibido amenazas de muerte.

Según las primeras indagaciones de la Policía Judicial, el sujeto con el que se enfrentó el uniformado sería parte de una estructura criminal que estaría detrás de los robos en las unidades de transporte urbanas.

La información adquirida refleja que los delincuentes conocen las horas pico en las que más afluencia de personas hay en paradas y unidades para atacar. Además, ellos tienen claro en qué paradas asaltar y las vías por donde pueden huir.

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