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Lloa, el valle encantado
Desde sus platillos típicos hasta sus paisajes hacen de esta parroquia un lugar ideal para disfrutar lejos de la ciudad.
Situada en un valle de origen volcánico, Lloa, parroquia rural del Distrito Metropolitano de Quito, guarda en sus entrañas atractivos turísticos y una gastronomía tradicional que hacen de este lugar un pequeño paraíso. Y está a solo 40 minutos de la ciudad.
Se puede llegar en transporte privado o público (ver en la infografía). Tras cruzar el parque Huayrapungo (que significa puertas del viento), ya en lo alto de la montaña, un letrero indica: “Bienvenidos a Lloa”.
Ahí está el Santuario de la Virgen del Cinto. Es un mirador natural que acoge al templo. Desde allí ya se divisa hacia abajo el pueblo. Al poco tiempo de camino se vislumbra el parque central, rodeado por restaurantes, una iglesia, un hostal, heladerías...
Allí se concentran los turistas. Hay eventos para grandes y chicos, esculturas como la de un toro y un colibrí, música... todo muy colorido.
Gastronomía
Al mediodía, a unos metros de allí, Vilma Pillajo se alista para recibir a los comensales. En su restaurante la Cueva del Oso, ella ofrece las comidas típicas: caldo de gallina, trucha y el recomendado borrego asado. Dice que su secreto no está en los condimentos, sino en el amor al momento de cocinar... y bueno, que su herramienta principal es el carbón.
Como este restaurante, hay varios en las calles aledañas al parque. Los costos oscilan entre los 3 y 10 dólares, dependiendo del platillo. Vilma asegura que pese a la pandemia y no haber tenido clientes en mucho tiempo los precios se han mantenido intactos.
Los restaurantes tienen aforo del 50 %.
Turismo
Enrique González, presidente del Gobierno Parroquial de Lloa, comenta que la reactivación arrancó. Habilitaron la feria de productos cumpliendo con las medidas de bioseguridad. El servicio de transporte público funciona ya con el 75 % de aforo. Han coordinador la entrega de kits y, además, han motivado a la gente para que salga. Y por ahora, entre los viernes, sábados y domingos llegan unos 5.000 turistas.
Hay mucho por hacer: cascadas, paraderos, caminatas alrededor del pueblo. Incluso, si busca artesanías, en Lloa las puede encontrar. María Jami las vende desde hace dos años, y entre sus productos están las tradicionales canastas y cucharas de palo. Ella tiene fe que pronto habrá más turistas y así podrán levantarse de la crisis.
Hospedaje
En el pueblo de Lloa, según González, los turistas que desean quedarse en este valle solo lo pueden hacer bajo reserva y no de improvisto.
En el hostal Posada de Carmen, que está en el parque central, la noche por persona cuesta 10 dólares. Hay otras opciones un poco más alejadas del lugar.
Recomendaciones
-Usar zapatos deportivos para las caminatas.
-Cuando cae la tarde la temperatura desciende, por lo que es importante que se abrigue bien.
-Cumpla con las medidas de bioseguridad. Lleve mascarilla, gel y alcohol.
-Mantenga la distancia física.