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La historia de los dos chicos que se convirtieron en los guardianes de La Marín
Dos jóvenes se hicieron cargo de la seguridad de su barrio. Plantean alternativas y exigen a las autoridades su ayuda para combatir a la delincuencia
Es la nueva generación de ‘superhéroes barriales’. Emily Novoa y Jimmy Ling no cuentan sus hazañas en historietas, sino en TikTok. Tampoco utilizan capa, sino chompa de cuero.
Se trata de la joven maravilla y el Batman de ojos rasgados de La Marín. Su misión: erradicar la inseguridad en el sector, ubicado en el centro de Quito. Uno de los barrios más emblemáticos e históricos de la ciudad, pero también considerado como uno de los más peligrosos e inseguros.
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Extorsiones, venta de droga, robo a personas, comercio informal, indigencia, presencia de bandas criminales... son los principales ‘archienemigos’ que mantienen en zozobra a los tres mil habitantes de la zona y a las más de 240 mil personas que caminan a diario por la ‘ciudad gótica chullita’.
Emily Novoa tiene el poder del convencimiento; mientras que su amigo de fórmula, Jimmy Ling, el de la solidaridad. El dúo dinámico se puso ‘pilas’ luego de que la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) del sector fuera renovada por los mismos vecinos, el 28 de octubre.
Emily señaló que con la recuperación de este espacio se sentirían tranquilos, pero ocurre lo contrario. Apenas al siguiente día de lo que abrieron el retén, según ella, este fue grafiteado.
Las gradas ubicadas a un costado son utilizadas como fumadero para los consumidores de droga y, por si fuera poco, “hay días que no aparece ni un solo policía y la puerta permanece cerrada”.
Entonces, la joven buscó a la dirigencia barrial, pero se encontró con la novedad de que la mayoría de vecinos que la conformaban migraron a otros sectores o salieron del país por la inseguridad actual.
Se decepcionó. “Debo recuperar a mi barrio y a su gente”, dijo.
Juntos por la seguridad
La Marín es considerado uno de los sectores más peligrosos de la capital, según la Policía, y es uno de los puntos estratégicos para la movilidad del transporte que conecta el sur y el norte de la urbe.
Emily recuerda con nostalgia que cuando era niña solía ver cómo sus padres y vecinos peregrinaban por las calles para hacer el famoso Pase del Niño. Además, rememoraba cuando cerca de su casa —durante fiestas de Quito— cerraban las vías, colocaban una tarima y empezaba la ‘pachanga’.
Afirma que estas actividades se perdieron y los moradores se convirtieron en ermitaños con miedo que solo salen de sus casas a sus destinos. Ya no comparten.
“Somos un barrio tradicional. No vivimos en edificios en los que nadie conoce la vida del otro. Tenemos que rescatar la alegría e historia de La Marín. Cambiar la cotidianidad”.
Como comunicadora social, la joven creó chats comunitarios y comenzó a reunir vecinos de todas las edades. Fue entonces que apareció Jimmy.
Él es estudiante de Medicina, tiene 26 años y sus padres son de origen chino. Nació en La Marín y se considera un ‘chullita’ más, pero con los ojos rasgados. Tiene la pinta de un John Travolta moderno, pero retraído. Se considera una persona amable y con intenciones de cambiar el mundo. Por eso quiere ser médico.
Cuando se enteró de que su vecina estaba apersonándose de la seguridad del sector, él quiso ser parte del proceso por dos razones: le interesa que los habitantes recuperen la alegría y ha sido víctima de varios incidentes.
En una ocasión, cuando regresaba de la universidad, fue emboscado por tres delincuentes que lo amenazaron con cuchillo y le robaron el celular. Otro día salió huyendo de una peluquería en la que supuestamente venden droga porque no quiso cortarse el cabello.
Los jóvenes empezaron a recuperar la confianza de la gente para que colaboren y sean unidos. Realizan charlas en la casa comunal y filtran a los vecinos que no quieren ‘acolitar’ o que serían posibles infiltrados.
Cuando se reúne, un grupo grande de personas agarran palos y hacen rondas por los sectores en los que no hay iluminación o son más abandonados para ‘barrer’ con los fumones o delincuentes.
También buscan generar espacios para que los moradores puedan convivir y así apropiarse del barrio. Por ejemplo, Emily le propuso al Municipio que se habiliten las casas comunales para realizar programas que beneficien a los adultos mayores del sector.
También piensa realizar talleres de violencia de género.
Por su parte, Jimmy pretende hacer brigadas médicas y aprovechar los conocimientos que tiene en esta rama. Así, según ellos, lograrán tener a un barrio unido que esté listo para combatir a la inseguridad.
Como no son policías, no pueden enfrentarse directamente contra el crimen organizado, por eso realizan ‘trabajos de inteligencia’, y recopilan información para entregársela, en su momento, a los agentes.
Por ejemplo, han identificado que algunos negocios solo son fachadas para vender estupefacientes, también han notado un fenómeno de explotación infantil acompañado de delincuencia. Según Emily, algunos niños que venden productos en la calle, durante la mañana, se dedicarían a robar por las tardes.
Alcalde se comprometió
Luz María Quishpe comenta que caminar por La Marín es como atravesar una selva de choros. A cada rato estos arranchan los celulares a los transeúntes “o cuando están los carros detenidos por el tráfico se lanzan al interior para sacarse lo que más pueden”.
Ante esto, el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, se comprometió a la construcción de un cuartel con el objetivo de mejorar las condiciones de seguridad. Sin embargo, el dúo dinámico enfatiza que “si ni siquiera hay personal en la UPC, menos se podría instalar una infraestructura más grande”.
Germán León de la Torre, comandante del Distrito Manuela Sáenz, reconoce que en ciertos días no hay uniformados en el retén, porque son derivados a otras actividades como las Fiestas de Quito y eventos diplomáticos o gubernamentales.
Sin embargo, aun así, el oficial indica que existen 10 motorizados asignados para que patrullen la zona constantemente. Hay un grupo de la Policía Judicial que realiza trabajos investigativos. Según el comandante, estas acciones han permitido desarticular tres estructuras delictivas en las últimas dos semanas.
Con respecto a la iniciativa de los dos jóvenes, León de la Torre señala que le gustaría conocerlos para trabajar en conjunto. “Hacer una sola fuerza y buscar mejores resultados”.
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