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Guayaquil: Negocios de la calle Ayacucho no pueden más con tantos asaltos, secuestros y 'vacunas'
Comerciantes aseguran que los informales y ‘hacheritos’ son informantes de los delincuentes. Cuando ubican a un ‘pato’, enseguida llaman y aparecen los asaltantes
Encomendados a ‘Chuchito Dios’ y aterrados porque todas las semanas les roban, secuestran o extorsionan y no saben quién será la siguiente víctima de los hampones. Así trabajan a diario los comerciantes de repuestos y accesorios automotrices de la Ayacucho y otras calles aledañas, en el centro de Guayaquil.
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En este sector, los dueños de los negocios reclaman que las ventas han caído hasta un 60 % en el último año, debido a la inseguridad. Los asaltos están a la orden del día y por eso los compradores no llegan en el número deseado.
“Hace unos días estaban unos clientes afuera esperando que los atendieran, llegaron los ladrones en motocicletas con revólveres y les robaron el dinero, carteras, billeteras y celulares”, relata Ronny Méndez, propietario de un negocio en la zona.
Cuestiona que la falta de patrullaje en la zona, pese a que han insistido muchas veces con esta petición a las autoridades, les facilita el ‘trabajo’ a los ladrones y secuestradores. “Ese día (el del robo a sus clientes) se llamó al ECU-911 en tres ocasiones y nunca aparecieron (los policías)”.
Sufren secuestros cada semana
Los comerciantes dicen que no hay semana en la que los secuestradores no se lleven a alguien. Por eso viven con miedo constante de ser los próximos ‘patos’.
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Y en medio de tanta tensión comienzan los señalamientos. Pidiendo el anonimato por temor a represalias, varias personas dicen estar seguras de que algunos ‘vincheros’, como llaman a los informales que se dedican a instalar películas polarizadas, remaches, vinchas y accesorios en la vía pública, en realidad son secuaces de los delincuentes.
“Es mucha coincidencia que cuando consiguen un cliente, a los minutos aparecen los ladrones que ya saben a quién robarle y qué es lo que tiene encima. Hay rumores de que hay una lista de víctimas. Algo de cierto debe haber, porque todas las semanas se llevan a alguien”, cuenta una vendedora del lugar.
“Ya le dije a mi esposo que si me secuestran, no pague ni un centavo, que denuncie a la Unase (Dirección Nacional Antisecuestros), que en algún momento, viva o muerta, he de aparecer”, exclama la mujer, quien prefiere no identificarse, pues asegura que las bandas tienen “ojos en todas las esquinas”.
¿Cuánto pedían los secuestradores de rescate?
Uno de los últimos casos de secuestro ocurrió el pasado viernes 7 de junio, cuando un grupo de cuatro antisociales se llevó bajo amenazas al hijo de un comerciante.
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Los pillos pedían 100.000 dólares para liberarlo. Sin embargo, la familia decidió no pagar sino contactar a la Policía, la cual un día después logró ubicar la vivienda donde tenían retenido al joven y lo rescató sin heridas físicas, pero con secuelas psicológicas.
El empresario accedió a hablar con EXTRA en una ubicación segura, bajo resguardo de guardia privada, y a los pocos segundos de iniciada la entrevista empezó a recibir llamadas y mensajes que aseguró eran de los secuestradores. “Cambié mi número hace pocos días y nuevamente me están llamando. Más que miedo, tengo ira. Quisiera enfrentarlos, pero la Policía me recomendó mantenerme bajo perfil”, dijo indignado.
Otra medida de seguridad que le tocó implementar a raíz del secuestro de su hijo fue utilizar un chaleco antibalas, el cual usa debajo de la camisa. Pese al peligro, el hombre se niega a dejar de atender a sus clientes, pero lo hace con un guardaespaldas, quien no se despega de su lado.
‘Vacunados’ por los pillos y el Municipio, reclaman
Los propietarios de los negocios indican que muchos locales se encuentran al borde de la quiebra, pues desde la pandemia de covid-19 (año 2020) las ventas bajaron y luego de tres años, cuando sentían que la situación mejoraba, la insufrible ola de criminalidad los vuelve a perjudicar.
“Los ‘vacunadores’ llegan y piden cifras imposibles. A unos les han pedido 10.000 dólares, a otros 6.000. Los bancos no nos dan más créditos, tenemos carros en prenda para poder mantener los negocios abiertos. ¿De dónde vamos a sacar esos valores?”, expresa el dueño de una tienda de repuestos eléctricos.
Para empeorar la situación, también tienen que lidiar con los ‘vacunadores’ del Cabildo, dicen los mercaderes, pues los inspectores municipales llegan durante las noches y los multan sin darles oportunidad a la defensa. “Los ‘cachineros’ destruyen las fundas de basura, vienen los del Municipio y si encuentran una tarjeta o proforma de un negocio entre los desperdicios, a ese le ‘clavan’ el sello y la multa”, reclama uno de los perjudicados.
Este Diario tuvo acceso a un video de las cámaras de seguridad de la zona y corroboró que el pasado 27 de marzo, a las 22:34, minutos después de que los recicladores regaron desperdicios en una vereda, empleados municipales escarbaron en la basura, hallaron la tarjeta de un negocio y a este le colocaron un sello por la contravención.
Las carpas ya están, faltan los policías
Como medida para visibilizar el problema, los dueños de los negocios de la Ayacucho organizaron el jueves 13 de junio una marcha a lo largo de esta calle, la avenida Machala, Portete y otras contiguas, en la cual vistieron camisetas blancas y exigieron con pancartas atención del Gobierno.
“La intención es que los gobernantes vean el mal que nos afecta y no nos deja vivir en paz. Estamos presos de la delincuencia”, indicó un comerciante que solicitó la reserva de su identidad.
Esta manifestación hizo eco en el gobernador del Guayas, Vicente Auad, el cual realizó una visita al sector el martes 18 de junio para conocer la situación en palabras de los comerciantes y también dispuso la instalación de carpas policiales para que exista presencia perenne de los gendarmes.
“Guayaquil es una ciudad comercial y nos interesa que se reactive, pero para que ocurra necesitamos darles las garantías (a los comerciantes) para que puedan trabajar”, expresó Auad.
Un equipo de EXTRA realizó un recorrido por la zona el miércoles 19 de junio, un día después del anuncio del gobernador, y corroboró que efectivamente las carpas habían sido instaladas, pero no había ni un solo policía allí, ni patrullando la zona.
Este Diario solicitó al personal de comunicaciones del Distrito Portete, al cual pertenece este sector, el comentario de su jefe policial, pero hasta el cierre de esta edición el requerimiento no fue atendido.
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