Bajo los acordes del nostálgico bolero ‘Toda una vida’, 16 parejas sellaron su amor con un rotundo “¡Sí, acepto!” en un emotivo matrimonio colectivo celebrado en el Club Naval Sur de Guayaquil, este 14 de febrero.

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Entre aplausos y sonrisas, autoridades del Estado y hasta cantantes se sumaron a la celebración, brindando felicitaciones y augurios de felicidad a los enamorados de todas las edades que escogieron este día para unirse en matrimonio.

Pero, ¿por qué San Valentín? ¿Por qué casarse en una fecha marcada por el caos del tráfico, los restaurantes abarrotados y el frenesí de una ciudad en movimiento?

Y es que para los más jóvenes, impacientes por comenzar una vida juntos, fue una apuesta a la ilusión y al futuro. En cambio, para los abuelitos, con décadas de amor a sus espaldas, este paso se convirtió en un homenaje a sus nietos y a una historia de vida compartida

Matrimonio Álvarez-Ávila: El amor no tiene prisa...

El 24 de septiembre de 1989, María Juana Ávila viajaba con su hermana en un paseo por Quito cuando un agente de tránsito las detuvo para un control rutinario. Aquel oficial, Octavio Álvarez, no solo revisó los documentos, sino que también memorizó su dirección y, tiempo después, la buscó. Treinta y seis años más tarde, aquella conexión inesperada culminó en matrimonio.

Hoy, Octavio tiene 80 años y María Juana, 67. “Me conquistó con unas papas con cuero. Desde el primer momento me gustó, no lo voy a negar. Era muy educado, muy elegante con su uniforme”, recuerda ella con dulzura.

Tienen tres hijos y seis nietos, quienes celebran su unión. “Ellos querían que les demos un buen ejemplo, aunque ya están casados”, comenta la pareja.

Para la recepción, han organizado una cena familiar, y su luna de miel será en Perú, acompañados por su nieta, Daniela Carrera, quien ha sido su cómplice en esta historia de amor.

Fue ella quien los llevó a renovar sus cédulas cuando, por un giro del destino, se enteraron de que podían ser parte de un matrimonio colectivo en San Valentín.

“Aprovechen, abuelitos, cásense el 14”, les dijo Daniela. La idea tomó fuerza, y lo que comenzó como un trámite, curiosamente terminó convirtiéndose en el día más especial de sus vidas.

Este Día de los Enamorados, estos abuelos se convirtieron en los más fotografiados de la celebración, pues la ternura que irradiaban era palpable. Ahora, además de festejar su amor, emprenderán un viaje junto a su nieta, quien los llevará a descubrir el país donde algunos de sus nietos han echado raíces.

Matrimonio Montaño-Arreaga: Un amor de colegio que triunfó

“Estoy nervioso, feliz y emocionado de casarme hoy con mi amada”, expresó con una sonrisa Ronny Montaño, de 19 años, apenas unos minutos después de deslizar el anillo en el dedo de su ahora esposa, Andrea Arreaga, de 20.

Su historia de amor comenzó hace cinco años, cuando eran estudiantes y mejores amigos en el colegio Vicente Rocafuerte. “Ella era nueva, y apenas la vi, me enamoré”, confiesa Ronny con nostalgia.

Ambos recuerdan cómo sus padres eran citados al colegio con frecuencia, pues su relación sentimental iba en contra de las reglas de la institución. “Nos tocaba vernos a escondidas, apenas nos agarrábamos de la mano. En los recreos buscábamos rincones apartados”, cuenta Montaño entre risas.

Oficialmente comenzaron su noviazgo un 14 de febrero de 2022 y, con la misma fecha en mente, decidieron casarse. “El Día de San Valentín siempre ha sido especial para mí, pero ahora que nos casamos en esta fecha, lo será aún más”, dice Andrea, emocionada.

Matrimonio Plúas-Sánchez

En medio de la celebración, Grace Sánchez, de 29 años, y Oliver Plúas, de 37, eran de los más entusiastas. Entre risas y bromas, disfrutaban de la música en vivo mientras compartían su felicidad con los invitados.

“Fue algo imprevisto, pensábamos casarnos en otra fecha, pero los planes de Dios son perfectos. Ahora tendremos un motivo más para celebrar cada 14 de febrero”, expresa Sánchez con alegría.

Llevan once años juntos y tienen tres hijos, lo que inevitablemente lleva a la pregunta: ¿por qué no antes? Oliver responde con una metáfora: “Fuimos llenando nuestro amor como esta copita de champán”-dice, señalando su copa-”y hoy se nos rebosó. Este amor nos permite disfrutar de este momento tan especial”.

Ahora, bromean con EXTRA que quizá ha llegado el momento de buscar al cuarto ‘retoñito’.

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