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Guayaquil: La increíble historia del delivery que persiguió y rescató un iPhone robado
Motorizado en Guayaquil libró una curiosa persecución para encarar a un conductor y rescatar un teléfono que fue olvidado en su carro
Lo que iba a ser una tarde de fiesta y baile para unos jóvenes en una casa de vía a la costa, en Guayaquil, terminó en una jornada de inteligencia y persecución para un taxista ‘sabido’ que se rehusó a devolver un iPhone 15 olvidado. Pero un repartidor se vistió de héroe y recuperó el aparato en una persecución ‘hasta las mismas’.
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El incidente comenzó cerca de las 16:00 del 3 de abril cuando Mishelle Perero, de 23 años, tomó un taxi por una aplicación junto a su amigo Luis Barrezueta, recién llegado de la ‘Yoni’. Un “salado”, fue como catalogó Perero a su pana, pues contó a EXTRA que siempre que la visita le pasan infortunios, inclusive, ese mismo día había chocado su carro.
El pedido fue que los lleve desde Las Acacias hasta la ciudadela Bosques de la Costa, donde tendrían una tertulia entre amigos. “Desde el inicio el señor del taxi se iba comportando raro, un poco antipático”, mencionó Perero. Aún así, le pidieron de favor que les preste un cargador de teléfono y él accedió.
@paulinapererog Este fds conocimos a un héroe sin capa🦸🏻♂️ shout out a los Vergeles y su gente🫶🏻 @Luis enrique ya no pierdas el celular por fa #fypシ #vacation #uber ♬ fallin for ya - <3
Cuando llegaron hasta la garita de la urbanización, Perero cuenta que el conductor se detuvo y los hizo bajar del carro mencionando que la carrera solo marcaba hasta allí, por lo que no los dejaría dentro. “Nos quedamos como locos, no entendimos por qué se portaba así. Nos bajamos molestos”, relató.
La jugada inusual del taxista desconcertó tanto a estos amigos, que se quedaron criticando lo ocurrido por casi 10 minutos, hasta que se dieron cuenta que el teléfono, valuado en unos 1.000 dólares, se había quedado en el vehículo.
“Lo llamamos unas 150 veces, porque no había apagado el teléfono”, dijo Perero, y agregó que a través de la opción ‘Encontrar’ de Apple pudieron rastrear al taxista, ya que un amigo del ‘salado’, de Estados Unidos, era el único que tenía su ubicación, y desde allá pasaba el dato.
Fue entonces cuando se les ocurrió la inusual idea de contactar a un delivery de la misma aplicación, para que trate de rescatar el teléfono, pues se dieron cuenta de que el chofer se había estacionado en Samanes 2. “Cuando otra vez se comenzó a mover el carro, nos dio pena hacerlo seguir (al repartidor), por lo que le pedimos disculpas y cancelamos la carrera”, citó Mishelle.
Pero 6 ‘latas’ son 6 ‘latas’. Aquel fue el precio de ese insólito trabajo, por lo que el repartidor, llamado Billy Ordóñez (28 años), insistió en que podía hacerlo argumentando: “yo soy de Vergeles”. Eso los sorprendió. “No habíamos visto una persona que se prestara así para ayudar”, dijo Perero.
Una persecución de película en Guayaquil
Para su suerte, Barrezueta recordaba las placas del vehículo, por lo que facilitó el trabajo de Ordóñez, quien justo lo había visto pasar a la altura de Vergeles, pero una roja del semáforo hizo perderlo.
“El señor ya iba a salir por la Perimetral, en eso voy con todo y lo alcanzo a ver por el puente de Montebello. Yo me le pegué de una al vidrio. Las personas que estaban alrededor han de haber pensado que le iba a robar”, relató Billy.
El motorista explica que le pidió pacíficamente al taxista el teléfono de su “prima”, pero el tipo se hizo el desentendido. “Le dije aquí nos piteamos. Me bajé de la moto y me le metí por la ventana y le quité el teléfono. Ahí me dijo ‘oe, vamos negociando’, y le dije ‘no, qué eres loco, si es de mi prima’. Se hizo el loco y se fue”, describió.
Esta habilidad para encarar a aquel conductor, Billy la atribuyó a que hace años trabajaba como custodio, pero también a su labor como repartidor que definió como “complicada”, por los peligros que conlleva estar todo el día en la calle.
Al final, el motociclista llegó a esa casa en vía a la costa con el teléfono, por lo que al fin los jóvenes pudieron celebrar lo que quedaba de la velada, eso sí, no sin antes darle una jugosa recompensa al ‘salva teléfonos’.
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