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Los contenedores permanecen abiertos todo el día. Chamberos escarban y riegan la basura a la calle.Carlos Klinger / EXTRA

Guayaquil: Falta de aseo pone el riesgo la salud de los habitantes del Suburbio

Plagas y malos olores espantan a clientes del ‘Mall del Piso’. Epidemiólogo responsabiliza a ciudadanos por no respetar horarios para sacar basura

La salud de los comerciantes del mercado informal San Vicente Paúl, al suroeste de Guayaquil, estaría en riesgo desde que se instalaron dos contenedores de basura en espacios altamente concurridos, en plena zona comercial del suburbio.

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Las cajas, que son ‘ollas gigantes’ de caldo de cultivo de enfermedades y plagas, fueron colocadas sin avisar a los residentes, quienes a las pocas horas se dieron cuenta de que esto puede generarles complicaciones, debido a que los contenedores no tienen techo, por lo que les ingresa agua de lluvia y reciben el intenso sol.

Esto provoca que la basura rápidamente desprenda lixiviados (jugos) nauseabundos, que se filtran por debajo del contenedor y terminan en las calles, atrayendo a ratas, cucarachas y moscas.

Uno de estos vagones está en las calles 25 y la Ch, afuera de un supermercado y a centímetros de donde los vendedores ambulantes de este mercado, también conocido como ‘Mall del Piso’, instalan sus mercancías.

“El hecho de que seamos informales no les da derecho de traernos toda esa porquería para acá. Imagínese trabajar ocho horas con esa pestilencia. ¡No es justo!”, se quejó William Chuqui, uno de los vendedores de la zona

Los ‘chamberos’ hacen casa cerca de los contenedores para aprovecharse de los desechos arrojados.Carlos Klinger / EXTRA

Manuel Urresta, habitante del suburbio, añadió que el malestar no solo es para los vendedores, pues estos levantan sus mercancías por la tarde y dejan la zona, sino principalmente para los vecinos, que tienen que convivir con los roedores e insectos, que ‘hacen casa’ en el cajón.

Urresta aseguró que al sitio llegan también camiones a botar la basura de otros mercados y que la acumulación de residuos es tal, que sobrepasa la capacidad del cajón. La situación la empeoran los ‘cachineros’ que entran a escarbar en los desperdicios en busca de material de reciclaje.

“Que seamos informales no les da derecho de traernos toda esa porquería. Imagine trabajar ocho horas con esa pestilencia”.William Chuqui, comerciante

En un recorrido de EXTRA por el sector, se constató que la pestilencia se percibe a varias cuadras de distancia; además, los líquidos putrefactos se rebosan de los canales de alcantarillado, que están completamente taponados, y se esparcen por toda la calzada.

Hay falta de cultura

Al finalizar la jornada, los negocios se desarman, pero la basura generada se queda en las calles.Amelia Andrade / EXTRA

El epidemiólogo y exministro de Salud, Francisco Andino, especialista en salud pública, explicó que el problema no es dónde se coloquen los cajones, sino cómo los ciudadanos disponen de los desperdicios.

“En Guayaquil la gente no respeta horarios, no clasifica la basura ni la desecha en envases adecuados. Pongo como ejemplo Ambato, allá ponen contenedores en las esquinas, pero están tapados, son construidos para funcionar bien con los camiones recolectores y no se ven estos problemas de salubridad”, destacó.

“Protestamos porque nos vienen a botar basura que traen de otros lados. El olor no se soporta”.Manuel Urresta, residente

Alertó que no solo hay que preocuparse de las enfermedades causadas por los vectores como ratas, mosquitos y moscas, los cuales pueden transmitir males como leptospirosis, cólera, salmonela, tifoidea, entre otros; sino también de las enfermedades respiratorias que ocasionan los materiales en descomposición.

Explicó que los malos olores los provocan las materias orgánicas en descomposición y que respirar constantemente esos gases cargados de microorganismos puede derivar en enfermedades como faringitis y bronquitis, las cuales, si no son debidamente tratadas, pueden agravarse y llegar a ser mortales.

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