En un abrir y cerrar de ojos, una camioneta perdió el control y colisionó violentamente contra un poste que, para rematar, cayó sobre el vehículo. El siniestro ocurrió tras descender a gran velocidad por la pendiente con cinco ondulaciones conocida como el ‘tobogán’, situada en la avenida Felipe Pezo, al norte de Guayaquil.

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El hecho ocurrió la madrugada del 7 abril y las chispas que brotaron del automóvil también salieron -en sentido figurado- de los usuarios que observaron y criticaron el hecho difundido en redes sociales.

EXTRA verificó que en el lugar hay dos señales que advierten de una pendiente descendente, y otra que indica que se debe conducir a 30 km/h debido a la presencia de una unidad educativa a un costado. No obstante, aquello no ha ‘frenado’ los accidentes de tránsito.

“El problema con esta calle es que, como muchas cosas en Guayaquil, se ha hecho sin el estudio debido”, afirma el arquitecto urbanista Luis Cubillos, quien sugiere que “esta vía debería tener una pendiente constante con reductores de velocidad, en lugar de la ‘escalera’ actual, que es realmente un peligro para quienes circulan. Cualquiera que vaya en un carro allí, va saltando”.

Esta colina se encuentra dentro de la sexta área de gestión administrativa, una de las 19 zonas definidas por una ordenanza aprobada en el 2023. Según el arquitecto urbanista Luis Cubillos, esta área posee 1.300 hectáreas y 119 mil habitantes, con miles de vehículos que transitan diariamente.

"El problema con esta calle es que, como muchas cosas en Guayaquil, se ha hecho sin el estudio debido", afirma Cubillos, quien sugiere que "esta vía debería tener una pendiente constante con reductores de velocidad, en lugar de la 'escalera' actual que es realmente un peligro para quienes circulan, cualquiera qu vaya en un carro allí, va saltando".

El especialista recalca que hay viviendas y transeúntes en ambos lados de esa arteria, por lo que los conductores deben transitar con cuidado, puesto que una imprudencia “puede llevar a problemas trágicos”, como lo ocurrido en julio del año pasado, cuando un bus urbano también perdió el control y embistió a una adulta mayor.

Marianela Barona, una residente del área, se lamenta: “Llevo 20 años viviendo aquí y siempre ha habido accidentes, porque la gente piensa que es una resbaladera y va a exceso de velocidad”.

Carlos Rosado, ingeniero civil, considera que “al momento de hacer el corte de la vía, no se realizó una compactación ni nivelación adecuadas, ya que no debería presentar estas ondulaciones”. Rosado coincide con Cubillos en que la solución radica en un rediseño de la vía, eliminando las ondulaciones y manteniendo un único nivel de pendiente. Advierte que estas irregularidades son problemáticas durante el descenso de los vehículos, ya que, al tener su propia carga móvil, pueden cambiar de dirección y provocar accidentes.

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El arquitecto urbanista Octavio Villacreses, por su parte, sostiene que esta vía supone un riesgo y que esta problemática se debe “no necesariamente a la vía, pues en la Sierra los conductores están formados para manejar en ese tipo de vías, pero a Guayaquil lo caracteriza una indisciplina impresionante (...) No se hizo una precaución de aquello y tampoco se ha hecho una expansión de la disciplina urbana para la cuidad”.

Villacreses señala que al construir el ‘tobogán’, no se consideró la posibilidad de implementar un diseño para suavizar la pendiente. En este sentido, lo compara con la famosa ‘calle zigzag’ de San Francisco, en Estados Unidos (la Lombard Street), que presenta una inclinación similar pero cuenta con un diseño en forma de zigzag que mitiga la velocidad de la pendiente.

EXTRA contactó a la ATM para obtener cifras sobre accidentes y estudios de las ondulaciones en esta calle, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

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