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COVID-19: ‘Grifa’ los hace inmunes... 'Cuento'
Pese a que casi van dos años de la pandemia, sigue la creencia de que los adictos a las drogas supuestamente son resistentes al virus.
Al secar el sudor en su rostro, Eduardo trataba de no ensuciarse la mascarilla. Está consciente que debe seguirse cuidando, a pesar de que han disminuido los casos de la COVID-19 a escala nacional. Y más tomando en cuenta que en su ‘camello’ de reciclador, sin saberlo, podría agarrar la basura de una persona infectada.
Mientras rebuscaba entre los desperdicios que había junto a un poste en la 20 y la C, en el suburbio de Guayaquil, su precaución a ratos fracasaba. Fue inevitable que en algún momento rozara el protector facial. Por eso, al menos, evita estar en contacto con otros colegas de ‘chamba’, pues pocos adoptan medidas biosanitarias.
Al recorrer la ciudad es común ver este comportamiento. Quienes trabajan y viven en la calle generalmente no se protegen del virus. Otra cosa que tienen en común es que muchos consumen drogas. Algunos tienen la creencia de que, por su condición de indigentes y de adictos, son invencibles al virus. Parte de la ciudadanía comparte ese pensamiento.
Eduardo sí tiene su hogar y procura no mezclarse con los que se creen de ‘acero’. “Al llegar lavo la ropa con detergente, trato de desinfectarla como sea posible”, dijo.
En la 24 y la C, por el denominado ‘mall del piso’, también es habitual ver a recicladores merodeando para ver qué pueden recoger y vender. El jueves, una pareja, sin usar cubrebocas, se detuvo unos minutos en esa esquina, como esperando algo. A los pocos instantes fue evidente lo que estaban haciendo.
Él le pasó a ella una fundita de la que rápidamente extrajo un polvo que inhaló. Luego caminaron media cuadra y permanecieron otro rato parados.
Al ser consultado sobre la razón por la que no usa barbijo, en una actitud agresiva dijo que no cree en el “bicho” y “de nada sirve protegerse”. Luego siguió su camino.
El par de muchachos, de flaca silueta y aspecto maltratado por su vicio, avanzaron dos calles y se reunieron con cuatro ciudadanos de similar apariencia. Se pusieron a conversar, riendo y gritando sus andanzas callejeras, sin la mínima preocupación de estar cerca sin tener mascarillas.
Más allá, un ‘pelado’ descansaba sentado en la vereda, a ratos con la boca abierta, despertando segundos con la mirada perdida y volviendo a dormir.
En la 30 y Maracaibo, cerca de un mercado de víveres, otro joven caminaba cargando un saco. Con un tono de voz más relajado, comentó que no le da importancia a la enfermedad originada en China, pues está enfocado en obtener dinero para su “grifa”, aunque no pierde las esperanzas de dejarla.
“Nunca he tenido síntomas, no sé si me habrá dado esa cosa de la que hablan en la televisión. Pero ya uno se acostumbra a todo y no es que se enferme de algo específico, sino que la droga te va matando”, comentó crudamente.
NO HAY ESTUDIOS
La psiquiatra Julieta Sagnay, directora del programa Por un futuro sin drogas, de la Alcaldía, indica que al inicio de la pandemia, el último día antes de que se decretara el estado de excepción y toque de queda, en un día atendieron a 230 personas en situación de calle y bajo consumo de drogas, que no querían seguir a la intemperie ante el confinamiento.
“Decían que en esas circunstancias la droga se iba a poner escasa y cara y no querían pasar el síndrome de abstinencia en las calles. Por eso iban a buscar a sus familias”, cuenta.
En este 2022, Sagnay ha notado una mayor cantidad de consumidores contagiados, pero con síntomas leves, similares a los de un resfriado.
Hasta el momento solo ha conocido de un caso de fallecimiento, que ni siquiera está relacionado al coronavirus. Se trató de un joven que estaba cargando cadáveres en un hospital por dinero, que como pudo comprar más drogas sufrió una sobredosis letal.
A pesar de estos datos, Sagnay recalca que no hay una evidencia científica que demuestre que los adictos sean más resistentes a la COVID-19.
Washington Alemán, infectólogo, docente universitario y director de la Unidad de Prevención de Enfermedades Contagiosas del Municipio, coincide con Sagnay respecto a que no se ha hecho un estudio sobre la incidencia de contagios en este grupo vulnerable de la sociedad.
Lo que explicó es que podrían tener menos porcentaje de infectados porque, al vivir al aire libre y no en un lugar cerrado, es menor la posibilidad de que contraigan el virus. Además, interactúan poco con las personas que no son de su misma situación y eso influiría en que estén menos expuestos a contraer coronavirus.
Sin embargo, no solo cree necesario que debe hacerse un análisis al respecto, sino que también se les brinde una atención integral, que implique evaluaciones médicas y programas sociales.
Acotó que el Cabildo ha organizado brigadas de este tipo, pero que se requiere la intervención estatal, mediante el Ministerio de Salud, para abarcar a un mayor número de personas.
El galeno describe que estos ciudadanos son propensos a tener enfermedades propias de su condición, pero no reciben un tratamiento para ello.
EXPONER A OTRAS PERSONAS
La doctora Jenny Díaz, presidenta de la Asociación de Centros de Recuperación de Adicciones del Guayas, menciona que los consumidores de la calle han sido poco tomados en cuenta al momento de contar con una atención médica y que eso es un error que debe corregirse.
Sobre la repercusión del virus en ellos. manifiesta, al igual que Sagnay y Alemán, que no hay un estudio al respecto, pero que definitivamente hay que hacer algo por ellos, pues muchos podrían estar contagiados, no tener síntomas e infectar a otros ciudadanos que no han adquirido la enfermedad aún o que no se han reinfectado.
También apela a que la población se mantenga informada y no crea en especulaciones de que con el consumo de drogas se adquiere inmunidad, pues esto podría ocasionar adicciones.