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El fentanilo, la nueva droga que circula en Ecuador: ¿desgracia inminente?
Expertos advierten un futuro trágico en el país. Al parecer, no hay quien haga algo para combatirlo. Expertos avizoran una nueva pandemia
Para las Naciones Unidas, el consumo de nuevas sustancias psicoactivas es “uno de los problemas más graves en todo el mundo”, sobre todo al evidenciarse el “incremento de uso de fentanilo, que genera un aumento alarmante de sobredosis, especialmente en Estados Unidos”, donde mueren más de 150 personas al día a causa de esta droga, de acuerdo al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de ese país.
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En Ecuador, este producto ilícito circula por las calles y las entidades a cargo del control no han hecho advertencias del peligro que porta. El 12 de julio de 2023, EXTRA hizo una consulta formal -vía correo electrónico- a la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) para conocer los trabajos que se realizan para controlar la circulación ilícita de este opioide sintético, pero hasta el cierre de esta nota periodística (29 de julio) la información no fue proporcionada.
Sin embargo, EXTRA tuvo acceso a un informe de la Policía Nacional elaborado con el apoyo de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF) y el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), en el que se revelan los lugares donde es más frecuente su uso, sus consumidores e incluso las rutas y los métodos que los traficantes emplean para burlar las revisiones y pasos fronterizos (ver infografía).
En el documento se precisa que, a diferencia de otras drogas, esta puede ser usada por “vía intravenosa, de forma oral, fumada o esnifada”, debido a que puede presentarse bajo diferentes formas: como un polvo blanco o amarillo, tabletas, cápsulas o diluida en líquidos.
Por su versatilidad, algunos investigadores han llegado a considerarla una especie de droga invisible, difícil de detectar. A eso se suma que el fentanilo también es empleado para adulterar la calidad de otros estupefacientes, como la cocaína y la heroína.
En el reporte oficial se aclara que, en el caso de Ecuador, esa ‘trampa’ se está aplicando únicamente a la heroína. De esa forma, los narcotraficantes obtienen mayor rédito por cada kilo comercializado, pero también convierten a esta droga en un arma letal, porque el daño que puede ocasionar se multiplica considerablemente, según explica el reverendo Luis Barrios, quien lidera en Nueva York la Fundación Esquina de Santa Ana, creadora del primer programa -hace 30 años- de reducción de riesgo de muerte por sobredosis.
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“Es similar a la morfina, pero hasta cien veces más potente”, sostiene el también experto en psicología criminal. Este dato coincide con información publicada en entidades científicas estadounidenses, en las que además se aporta que el fentanilo es asimismo “cincuenta veces más fuerte que la heroína”.
El padre Barrios lamenta que a diferencia de otros narcóticos, a los que se pueden controlar las plantaciones o tratar de cerrarles las fronteras, este cuenta con una gran ventaja: que puede ser elaborado en cualquier lugar, incluso en una casa, debido a que se trata de un producto farmacéutico y sus componentes y precursores no son difíciles de conseguir.
El especialista señala que no hay manera de erradicar este problema sin tener que ir en contra de la industria farmacéutica, lo que tornaría complicado conseguir este objetivo.
“No sé cómo se está dando esto en Ecuador, pero debe haber una alerta, porque donde quiera que se esté moviendo la cocaína, donde quiera que se esté moviendo la heroína, póngale el sello de que viene ya contaminado con fentanilo (...). La gente debería tener acceso al conocimiento del fentanilo en Ecuador, pero de eso no se habla. Es un tema invisible”, enfatiza.
DEJAN DE RESPIRAR Y MUEREN
A la psiquiatra y experta en adicciones Julieta Sagñay le preocupa ver a jóvenes -que no pasan de 23 años- encorvarse lentamente o hacerlo con movimientos un tanto acelerados, tanto así que parece que realizaran algún ‘baile’ raro. Afirma que estas escenas las ha visto en el centro de Guayaquil, en la avenida 9 de Octubre, específicamente en el parque Centenario, también en el cantón Durán.
Además, sospecha que estos comportamientos podrían ser ocasionados por el consumo de fentanilo. Un paquete de diez ampollas de este producto costaría unos 25 dólares, pero cree que en la actualidad lo consumen con otras drogas, así es más barato.
Un experto en drogodependencia, quien solicitó la reserva de su identidad, revela que uno de sus pacientes le confesó que esta sustancia la venden adulterada en la Bahía.
Quienes la consumen presentarían algunos síntomas (ver infografía), pero a Sagñay la pone a pensar los cuadros psicóticos de estas personas: “oyen voces, que la gente le va a hacer daño. Los transeúntes estarían en peligro, pues podrían ser atacados por ellos”.
El fentanilo afecta al sistema nervioso central, que puede no enviar la señal a los pulmones para que respiren y provocar la muerte de los consumidores. El psiquiatra Juan Montenegro menciona que se puede dar un edema pulmonar, una parada cardiorrespiratoria.
Con la heroína -expresa Sagñay- los consumidores experimentan euforia y luego se quedan tranquilos, como si se durmieran, pero los adictos al psicotrópico conocido como ‘H’ se tornan hiperactivos.
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“No hay una institución que revise qué drogas se han introducido. La última fue la Secretaría Técnica de Drogas, que hizo un análisis de la ‘H’ y su composición. Fue en 2015”, señala la psiquiatra. El síndrome de abstinencia también sería más largo, porque con la ‘H’ son 10 días, mientras que con el fentanilo mezclado de 15 a 20 días.
El psicólogo clínico y especialista en adicciones Joel Cañarte describe los signos de la abstinencia: dolores en músculos y huesos, problemas para dormir, diarrea y vómitos, escalofríos, movimientos incontrolables de las piernas y deseos intensos de consumir.
Y aunque la prueba salga negativa, continúan las paranoias y alucinaciones, agrega la psiquiatra Sagñay, quien sostiene que el tema de las evaluaciones para comprobar que el fentanilo está dentro del cuerpo es otro lío. Estas costarían $ 80.
Cañarte advierte que Ecuador y otros países podrían enfrentarse a una pandemia de consumo de fentanilo. “Podría verse más seguido y debemos estar preparados con políticas de prescripción, venta y distribución más restrictiva”, concluye el psicólogo.
Sagñay lo considera un caldo de cultivo, pues no solo será generación de gente que se droga, sino que van a terminar siendo enrolados en el crimen organizado. “En 5 o 10 años va a haber una explosión de chicos que han transformado su conducta y su personalidad”.
- Quitaron el presupuesto. En Ecuador, el número de atenciones por trastornos mentales y del comportamiento, debido al uso de drogas, ha disminuido. De acuerdo a datos del Ministerio de Salud, entre 2015 y 2017, hubo 130 mil pacientes anuales, pero en 2018 bajaron a 122.050. En 2021 el decremento fue cuantioso, porque las atenciones fueron 53.609. No obstante, estas cifras no se deben a la escasez de consumidores que padecen trastornos psiquiátricos en el país, sino más bien a una carencia de presupuesto destinado a este ámbito. En el informe al que hemos accedido se desvela que, desde que se anunció la llegada del COVID-19, los recursos económicos fueron reorientados.
¿Qué ocurrirá si fentanilo ataca bruscamente a la población? El Estado debe responder.
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