Édison Guaján perdió la cordura cuando, al parecer, intentó tener relaciones sexuales con su pareja y ella le habría confesado que no sería el primer hombre en su vida.

Luego de una discusión, el joven, de 21 años, presuntamente cogió una almohada y asfixió a Ángela Osorio, de nacionalidad colombiana. El crimen sucedió la noche del sábado, en el sector de La Libertad, centro de Quito.

Un vecino, quien prefirió no identificarse, comentó que a las 11:00 de ese día escuchó gritos desde el interior del cuarto donde vivía la pareja.

Según el testigo, Osorio le habría contado sobre su exnovio a Guaján y este se volvió ‘loco’. “Creo que le quitó el celular porque le reclamaba de unas fotos y videos que tenía ella con otra persona”.

Luego del mediodía todo parecía más tranquilo. Sin embargo, Guaján supuestamente tenía otro plan. Por la noche, antes de irse a dormir, el hombre aprovechó un descuido para presuntamente asfixiar a Osorio. 

Horas después, la madrugada del domingo, fue a donde un sacerdote para contarle sobre el crimen. Según la Policía, el religioso, luego de escuchar la confesión, le recomendó que se entregará. Juntos fueron hasta el retén del sector.

El informe digital del Circuito Libertad reveló que los uniformados corroboraron el hecho, a las 04:35, cuando hallaron el cadáver de la joven, de 18 años, encima de la cama. Entonces iniciaron las investigaciones. Hablaron con el cura y otros inquilinos de la propiedad. El cuerpo fue levantado a las 16:30 de ese día.

Andrés Medina, capitán de la Dirección de Muertes Violentas (Dinased), indicó que en la escena hallaron los celulares del implicado y de la víctima.

Doña Lolita, dueña del inmueble, comentó que no conocía a la pareja porque ellos vivían en el cuarto de otro señor, a quién sí le arrendó la pieza. “Él quizás les dio posada a los jóvenes, pero a mí no me alquilaron los chicos”.

Dicho inquilino no se encontraba en el cuarto porque se habría ido de viaje a la Costa.

ERAN PROTEGIDOS

La mañana de ayer, los restos de Osorio, que permanecían en el Departamento de Medicina Legal, fueron retirados por personal de una organización no gubernamental.

La joven y su presunto victimario se habrían criado en dicha fundación, ubicada en el sector de La Mena, en el sur de la ciudad. La entidad trabaja con niños y adolescentes que han sido separados de sus familias porque se encuentran en situación de peligro. La mayoría de los parientes han sido relacionados con delitos.

Fabiola vive por La Libertad y se sorprendió del crimen. Recordó que a la pareja se la veía feliz y que nunca la escuchó discutir. “Eran unos muchachos nobles”.