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Álex Medina, sargento del SIAT, contó su experiencia paranormal en Atacames, Esmeraldas.Cortesía

El aterrador caso del cadáver que cambió de posición en Atacames

La experiencia paranormal la vivió un sargento investigador de accidentes de tránsito, de Quito. Le contamos cómo sucedió

Una sola experiencia paranormal ha sido suficiente para que Álex Medina, sargento segundo del Servicio de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT), se estremezca. El uniformado, perito especializado en siniestros viales y con casi 20 años en la institución (él tiene 41), fue testigo de cómo un cadáver cambió de posición.

Una noche, Medina cumplía sus labores en el SIAT de la zona cuando, a las 21:30, recibió una llamada: “Me informaron sobre un atropellamiento en plena carretera, en la jurisdicción entre Tonsupa y Esmeraldas. Llamé al fiscal para darle las coordenadas”, recuerda el sargento.

También se contactó con los paramédicos, quienes llegaron al sitio del accidente y confirmaron el deceso del hombre. Medina no encuentra explicación para este hecho macabro ocurrido en la vieja morgue del cementerio de Atacames, Esmeraldas.

Medina arribó poco después y, aunque los socorristas querían retirarse, él les pidió que se quedaran. “Todo empezó a tornarse raro. Mucho más cuando llevamos el cadáver en la ambulancia hasta el cementerio”.

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El reclamo del médico legista 

Álex Medina es sargento del Servicio de Investigación de Accidentes de Tránsito.Cortesía

El uniformado, el conductor de la ambulancia, un paramédico y un agente de la Unidad de Policía Comunitaria de Tonsupa conformaban el equipo que trasladó el cuerpo. “Empezó a caer una lluvia pertinaz, hubo rayos y truenos… como si fuera una película de terror”.

El panteonero, un hombre de entre 70 y 80 años, les abrió la puerta y les entregó la llave de la morgue para que llevaran el cadáver a la mesa de autopsias. “El paramédico y el conductor tenían miedo de ayudarnos. Tuve que ordenarles que colaboraran”, cuenta Medina.

Temerosos, los cuatro cargaron el cuerpo, sortearon las deterioradas tumbas bajo la lluvia incesante y llegaron a la morgue a las 00:45. Medina abrió la puerta, dejaron al fallecido sobre la mesa de cemento y se retiraron.

“Lo acomodamos bien para que el médico legista pudiera hacer la autopsia”, precisa Medina. A la mañana siguiente, recibió una llamada del galeno, quien, molesto, le reclamó haber dejado al muerto en el suelo.

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—Doctor, el cuerpo está en la mesa. ¿Me está haciendo una broma? —preguntó Medina. Para despejar la duda, él y el agente de la UPC de Tonsupa regresaron al cementerio. ¡El cadáver estaba bocarriba, en el piso! Como si se hubiera levantado, despojándose de la sábana con la que lo cubrieron, y luego se hubiera recostado nuevamente.

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