Son ocho los empresarios que con sus negocios han logrado obtener más plata que la mitad de la población más pobre del mundo, equivalente a unos 3.600 millones de personas.

Eso es lo que expone un informe de la organización contra la desigualdad Oxfam, en el que se afirma que la brecha entre ricos y pobres es “más grande de lo que se temía”.

El documento también muestra que para pertenecer al grupo del 10 % más rico del mundo, hay que tener un total de $ 71.600 en dinero en efectivo y activos.

Mientras que para ser parte del grupo exclusivo de las ocho personas, que equivale al 1 % más rico del planeta, es necesario contar con $ 744.396.

Pero, ¿quiénes pertenecen a ese reducido grupo? Oxfam los nombra y ordena de mayor a menor la riqueza acumulada, basándose en los datos de la revista Forbes:

1. Bill Gates (EE.UU.):

El cofundador de Microsoft atesora $75.000 millones.

2. Amancio Ortega (España):

El fundador de Zara, propietario de Inditex, posee $67.000 millones.

3. Warren Buffett (EE.UU.):

El accionista mayoritario de Berkshire Hathaway tiene $60.800 millones.

4. Carlos Slim Helú (México):

El propietario de Grupo Carso cuenta con $50.000 millones.

5. Jeff Bezos (EE.UU.):

El fundador y director ejecutivo de Amazon acumula $45.200 millones.

6. Mark Zuckerberg (EE.UU.):

El cofundador y CEO de Facebook tiene $44.600 millones.

7. Larry Ellison (EE.UU.):

El cofundador y CEO de Oracle disfruta de $43.600 millones.

8. Michael Bloomberg (EE.UU.):

El dueño de Bloomberg LP acumula $40.000 millones.

Paradójicamente, muchos de ellos son grandes filántropos que destinan grandes cantidades de dinero al combate contra la pobreza.

El texto de Oxfam explica también cómo calcula estas cifras, basándose en datos de la revista Forbes y en el reporte anual Credit Suisse Global Wealth, que muestra la distribución de la riqueza global desde 2000.

La encuesta utiliza el valor de los activos de un individuo, principalmente propiedades, y le resta deudas, para determinar lo que la persona “tiene”. Los datos excluyen los salarios o ingresos de los accionistas.

La metodología ha sido criticada ya que significa que, por ejemplo, un alumno con altas deudas personales, pero con un alto potencial de ingresos futuros, es considerado pobre según esos criterios.

“La gente está enojada y exige alternativas. Se sienten abandonados, porque por mucho que trabajan, no pueden participar del crecimiento de su país”, dijo en un comunicado Katy Wright, directora de asuntos externos globales de Oxfam. A su vez, la organización llamó a una “economía más humana” e instó a los gobiernos a imponer mayores impuestos a las personas más ricas.

También pide que los empresarios paguen una “parte justa de impuestos” y que las empresas ofrezcan un “salario digno”, que sea más alto que el salario mínimo fijado por los gobiernos.