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Nancy era frecuentada por su cliente durante unos cuatro meses. Nunca le dijo nada sobre él, a pesar de que mantenían contacto por chat.Archivo / EXTRA

Guayaquil: El misterioso hombre que dejó a una trabajadora sexual sorprendida

El joven y adinerado usuario se le declaró a la sexoservidora, pero nunca le dijo a qué se dedicaba. Ella le rechazó un sorprendente ofrecimiento

Sin falta, pasando un día, a Nancy la visitaba su mejor cliente. Estaba encantado. Decía que “plata es lo que más hay” y pagaba de una, con tal de tener un encuentro de más de una hora. Pero ella, ni con su repertorio de posiciones ardientes, pudo hacer que le revele algo de su vida. Un coctel de plata y misterio que nunca entendió.

Es un chico que conocí en el trabajo. No sé a qué se dedica, pero cada que iba me resolvía el día, ¡y bien resuelto!”, explica Nancy entre risas.

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Desde la primera vez que fue al centro de diversión para adultos donde trabaja la sexoservidora, se enganchó con ella. No solicitaba el servicio de ninguna más. En la habitación quería estar a cada rato íntimamente con la mujer. No era tanto de extenderse en cada acto, pero sí de repetir como niño en maquinita de videojuegos.

Cuando lo conocí, él empezaba a pagarme 40 dólares por un rato, porque yo le decía que si se iba a demorar tenía que darme 40 por la hora. Me respondía, ‘yo te los doy, no hay problema’”, recuerda.

El entusiasmado usuario era generoso con la plata. No solo le entregaba el dinero de la tarifa, también le daba otra cantidad extra para que Nancy pague la habitación y le quede un mayor ingreso.

En cada ocasión le iba dando más dinero. Una actitud que comenzaba a llamarle la atención y hasta a preocuparle.

Nancy y el usuario se conocieron en abril pasado. Él hizo uso de sus servicios por unos cuatro meses y luego no se apareció más.

Nancy perdió la cuenta de las veces que estuvieron juntos. Pero en una de esas ocurrió algo que la dejó sorprendida.

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“Un día sábado fue y estaba un poco ebrio. Empezó a declararme su amor, a decirme cosas por el estilo y yo le seguía la corriente. Como andaba tomado nos estábamos demorando y yo se lo dije. Él me contestó, ‘no te preocupes, que plata es lo que más hay’. Y me dejó casi 200 dólares”.

Hay clientes que pagan tan bien que parecen asaltantes de su propio bolsillo. Pero que dejen casi dos $ 200 no suele pasar siempre. Ella tenía dudas de su adinerado galán.

Fiel a su estilo, el tipo alimentaba esa intriga. No daba su brazo a torcer, no contaba a qué se dedicaba ni por más movimiento sabroso que Nancy le practicara encima.

“Después le dije para contactarnos por WhatsApp, pero me dijo que no usaba, no tenía. Solamente nos contactábamos por Facebook Messenger. Y en su perfil no tenía ninguna foto. Solo me escribía, pero no aparecía ningún dato de él”.

  • Solito se pudo un seudónimo

En una ocasión, el enigmático le dijo que no se preocupara, que esté tranquila porque quería ser su ‘sugar baby’, pues no tenía edad para ser ‘sugar daddy’. Apenas tenía 28 y era menor que ella. Buscaba ser el que le provea la plata no solo al hacer uso del servicio, sino también ayudándole con alguna otra necesidad.

Nancy nunca supo a qué se dedicaba el misterioso usuario.Archivo / EXTRA

Nancy seguía asombrada. No sabía de dónde el muchacho sacaba la plata. También le daba recelo que en el messenger no ponía algún dato. ¿Qué ocultaba?, ¿de quién o qué se escondía?, se preguntaba.

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Dejando a un lado esas interrogantes, la propuesta era buena. No tendría que trabajar tanto, pensó ella. Pero al mismo tiempo no quería involucrarse demasiado. Por eso finalmente lo que hizo fue seguirlo recibiendo y no pedirle nada más que solo el pago por sus servicios.

Lo que vivió con él fue raro. No era un amorío. El trato no era romántico, pero siempre respetuoso. Ese “ni sé qué” fue por algo más de cuatro meses, pues él no ha ido más. 

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