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Opinión

Editorial: Memoria y cuentas pendientes

Recordar es un acto de justicia. Y exigir cuentas, una forma de honrar a quienes lo perdieron todo.

La memoria histórica del país debe dejar de ser vista como un simple recordatorio y empezar a ser valorada como un motor de cambio. Debe ser considerada uno de los pilares en el desarrollo, pero también para no repetir errores del pasado que todavía duelen. Como sucedió con los damnificados del terremoto de Manabí en 2016, cuyas secuelas todavía son visibles.

Los ecuatorianos no deben olvidar que la corrupción les quitó la posibilidad a miles de compatriotas de recuperar su dignidad, sin tener que mendigar ayuda al Estado. La reconstrucción de Manabí sigue pendiente: proyectos incumplidos, juicios en trámite y, aunque suene increíble, familias sin vivienda propia, pese a los 3.500 millones de dólares recaudados y otras tantas donaciones de ciudadanos, pero que fueron politizadas.

Recordar es un acto de justicia. Y exigir cuentas, una forma de honrar a quienes lo perdieron todo.