Se pasean por las calles libremente consumiendo cualquier droga. Lo hacen ante niños o adultos, eso poco les importa. La expansión del consumo de estupefacientes y otras ssustancias peligrosas a nivel país ha alcanzado niveles alarmantes, pero las autoridades no le han tomado ‘ni la temperatura’ a este problema.

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La última vez que Ecuador hizo una radiografía sobre el consumo de estupefacientes a nivel nacional fue en 2016, a través de un estudio realizado por la extinta Secretaría Técnica de Prevención Integral de Drogas (Seted). Desde esa fecha hasta la actualidad, el Ministerio de Salud Pública (MSP) no hay hecho ‘nanay’.

Ronald, de 34 años, quien durante un año estuvo internado en un centro de rehabilitación ubicado en Bastión Popular, es uno de tantos que no constan en los registros. Uno de aquellos que cayó en manos de las drogas.

“Llegué a consumir heroína, base (de cocaína) y ahora esta maldita H. Caí bajo, me repuse internado y ahora los amigos me llaman para consumir, pero mi familia es mi apoyo. Esto es el infierno”, cuenta el hombre, que reside en un sector del suburbio porteño.

Y es que si bien la cartera de Salud prevé actualizar datos recién en 2025, con un proyecto que cuenta con un presupuesto de 27 millones de dólares, los años que han transcurrido sin estadística hablan de un Estado negligente, señala Billy Navarrete, director del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH).

“Es una gran debilidad al momento de crear políticas públicas con las que se pueda abordar y tratar este problema que no solo afecta a adultos, sino a niños. No solo es negligencia, ha sido falta de voluntad política”, considera.

Y es justamente con la data de 2016 que Ecuador ha formado parte, por varios años, del Informe Mundial de Drogas elaborado por la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC). Así lo confirma a EXTRA María Mercedes Dueñas, coordinadora regional de Prevención y Tratamiento del Consumo de Drogas de UNODC para la Región Andina y el Cono Sur.

Ella recalca que pese a no poseer una data actualizada, siempre debe existir una respuesta desde la salud pública y desde los derechos humanos para que las personas afectadas por el consumo tengan oportunidades de tratarse y tener accesos a servicios, o que se estructuren políticas de prevención.

Pero la ausencia de datos no solo complica a las autoridades en materia preventiva, sino que también contribuye al agravamiento de otras problemáticas, como la delincuencia común, los embarazos no deseados y el robustecimiento de las organizaciones delictivas, según el psicoterapeuta vivencial y director de la fundación Sembrando Ganadores, Guillermo Robalino.

Explica, a modo de metáfora, que la problemática del consumo de drogas en Ecuador es como un paciente del que no se conocen sus síntomas, por lo que no es posible recetarle un tratamiento, mucho menos diagnosticar su estado de gravedad. 

“Los jóvenes de hoy ya no tienen vergüenza de ser consumidores. Porque así como la sociedad evoluciona, el negocio del narcotráfico también, por eso vemos a los chicos consumiendo ‘cocaína rosada’ (tusi), fentanilo y fentamina”.

Y en efecto, el peligro de que el fentanilo llegue a Ecuador ya dejó de ser visto de lejos. Tal como lo señaló EXTRA en un reporte de julio pasado, de acuerdo con un informe de la Policía Nacional elaborado con el apoyo de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF) y el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), en el caso de Ecuador esa ‘trampa’ (fentanilo) ya se está aplicando con la heroína.

Sin respuestas

SIN RESPUESTAS

Este Diario solicitó al Ministerio de Salud Pública una entrevista para conocer cuáles son las acciones que actualmente ejecuta para prevenir el consumo. Sin embargo, no hubo respuesta.

Lo que sí precisó a este Diario es que ya se han desplegado acciones en torno al proyecto con el que busca abordar el fenómeno socioeconómico de los estupefacientes, con la contratación de personas, adquisición de material didáctico, medicamentos y actualización de estudios.

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