Exclusivo
Actualidad

La convocatoria al encuentro artístico fue a las 19:00 en la Plaza de Toros Quito.Karina Defas

Comerciantes aprovecharon el vallenato para reactivarse en Quito

El evento musical en la Plaza de Toros de la urbe atrajo no solo a los amantes de esta popular música colombiana, sino también a vendedores,

Alegría. Esa fue la palabra con la que muchos vendedores que se apostaron en las afueras de la Plaza de Toros Quito coincidieron.

Eran las 19:00 de este 1 de abril, cuando las puertas de este emblemático sitio del norte de la ciudad se abrieron por segunda ocasión. Se había organizado un concierto de vallenatos, el cual convocó a cientos de personas.

El frío no impedía que la gente esperara en las entradas para poder ingresar y disfrutar de la variada cartelera: Binomio de Oro, Los Gigantes, Alzate y demás.

Miriam Aldaz llegó a la plaza desde las 14:00 para comenzar con la venta de boletos.Karina Defas

David Bejarano, uno de los asistentes, estaba feliz porque luego de dos años de crisis por fin volvía a uno de estos eventos. “Me encanta el vallenato y esto, podría decirse, se convirtió en una terapia para salir de esta pandemia”, decía.

Pero lo que en realidad cobró vida fue la venta ambulante. Había quienes ofrecían sombreros con diseños colombianos, otros comida rápida, dulces hasta ponchos plásticos porque la noche amenazaba con lluvia.

Muchas personas pusieron sus puestitos para ofrecer dulces, gaseosas y demás.Karina Defas

César Quishpe, vendedor de caramelos y cigarrillos, ofrecía sus productos a quienes pasaban delante de él. “Es un trabajo honesto el que hacemos para salir adelante. Dando gracias a Dios están volviendo los espectáculos para poder laborar”.

Fue tal la asistencia que tuvo que cerrarse un tramo de la avenida Amazonas para que las personas y los comerciantes pudieran desplazarse con facilidad.

La gente abarrotó los puntos de venta de boletos para entrar.Karina Defas

Entre ellos estaba Miriam Aldaz, vendedora de boletos, quien llegó desde las 14:00 para ganarse una platita. “Fueron dos años duros en los que nos pudimos hacer nada. Dependía de mis hijos para poder sobrevivir”, espetaba sin dejar de ofrecer los tickets.

Por más de 50 años se ha dedicado a ese oficio para mantenerse ella y los suyos. Y luego de las restricciones por fin pudieron laborar nuevamente.

César Quishpe ofrecía caramelos y tabacos a los asistentes.Karina Defas