La muerte de un sujeto que habría entrado a un local en la calle Sucre, en el Centro Histórico de Quito, develó la inseguridad que se vive en esta zona patrimonial.

Las dueñas del negocio vieron mediante las cámaras de seguridad que un intruso se metió por una de las ventanas. Junto a otros vecinos lo capturaron y lo sometieron. Supuestamente lo golpearon con palos y un martillo.

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El caso continúa en investigación previa y la Fiscalía espera los resultados de tres pruebas para determinar la responsabilidad de las mujeres en la muerte del presunto delincuente.

Mientas tanto, existe hermetismo en la calle donde ocurrió el hecho. Los propietarios de los almacenes están cansados de la inseguridad, pese a que esta zona está a 200 metros del Palacio de Carondelet, el cual está reforzado con vallas y militares.

Las afectadas no han vuelto a abrir su negocio desde el 4 de septiembre, cuando se metieron al almacén. Dejaron con candado la puerta y cubrieron con tablas las vitrinas donde exhibían sus productos textiles.

Los empleados de una distribuidora de artículos de bazar que funciona al lado contaron que el pasado domingo, algunos pillos intentaron meterse al negocio por la parte trasera, pero no lo lograron. Por este mismo lugar habría ingresado el sujeto que murió, quien habría estado acompañado de otras personas.

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Los dos negocios son parte de la misma propiedad, una casa patrimonial de tres pisos.

Un vendedor ambulante que ofrece accesorios para celulares comentó que el acceso por la entrada principal es imposible. Según él, los pillos subieron ‘como arañas’ por un costado del edificio hasta llegar al segundo piso, y allí rompieron las ventanas para ingresar.

El propietario de otro almacén dijo que luego de que unos ladrones se metieron a sacar cosas a su local, reforzó las seguridades. Al otro día, en los orificios de las puertas y candados donde ingresan las llaves encontró excremento y pegamento.

El comerciante también se compró un bate de béisbol de madera para proteger su negocio. Lo ha utilizados dos veces. La primera, cuando se quisieron robar unos bancos de su local. La segunda, para defender a una joven que fue agredida por indigentes.

El cadáver del presunto delincuente todavía permanece en la morgue de la capital sin ser reconocido.

Según información policial, la víctima medía 1,70 metros de estatura y tenía un tatuaje en el antebrazo derecho con el nombre de Giovany Ponce. Además tenía heridas en la cabeza, la frente, los pómulos, el cuello, el ojo derecho, las manos, las piernas y la espalda.

Los dueños y empleados de los negocios de la calle Sucre solían verlo caminar con un perro y, al parecer, era el ‘líder’ de un grupo de indigentes que se dedicarían a cometer delitos. Desde la madrugada en la que ocurrió el hecho, estas personas en situación de calle ya no pasan por el lugar.

EXTRA solicitó información a la Policía sobre la situación de inseguridad, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

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