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Barren las sobras del ‘rico, rico’
Cámara espantó a pareja que se acomodaba en el pilar de un edificio del centro de Guayaquil. Vecinos y comerciantes piden resguardo policial.
Conversan en la calle como si nada. Ella viste una diminuta pantaloneta blanca; él está montado sobre una ‘bici’. Llegan a un acuerdo. Caminan hacia el poste de un edificio. Cuando el hombre baja el cierre de su pantalón y se alista para el ‘rico, rico’, una voz que sale desde el parlante de una cámara de seguridad les advierte que están prohibidos los actos obscenos en la vía pública. Se van ‘soplados’.
Esta es una ‘película’ repetida y que ya tiene hartos a los moradores de las calles Vélez y García Moreno, en pleno centro de Guayaquil. Bajo sus casas, la prostitución ‘juega al pepo’ todas las noches.
Y las huellas del acto sexual quedan desparramadas por las aceras y portales: preservativos usados, envolturas de condones, hasta pastillas para rendir bien en el ‘cuerpeo callejero’.
“Todas las mañanas cuando llego para iniciar mi trabajo encuentro condones en las veredas. En este sector exactamente paran homosexuales, que desde las seis y media de la tarde van llegando para prostituirse”, menciona un comerciante que evita identificarse para que no lo ataquen por ‘sapo’.
Un equipo de EXTRA recorrió las calles circundantes al complejo deportivo Garay-Vallarino, donde funcionan una pista atlética y una piscina olímpica, y constató que en el sector hay gran cantidad de condones en las veredas, portales y jardineras.
Pero en este lugar no solo se encuentran ‘accesorios’ para tener sexo, también colillas de cigarrillos, fósforos y trozos pequeños de papeles.
“Este sector se ha vuelto peligroso, hay consumidores de drogas, ladrones, de todo se ve por aquí, por eso nadie pasa por las noches, solo los que van a consumir el servicio sexual”, comenta un cuidador de vehículos.
“Estoy harto de barrer esos condones, y los fines de semana es peor. Estas personas no tienen vergüenza de nada. La vez pasada una señora tuvo que salir de su casa y encontró a dos hombre agachados y teniendo sexo”, se queja.
Los moradores prefieren evitar problemas con las trabajadoras sexuales y ‘drogos’ que se han adueñado de las veredas, por eso piden mantener sus nombres en reserva, pero exigen a los policías que desalojen a estas personas o, al menos, hagan patrullajes diarios.
Por su parte, el director del Departamento de Justicia y Vigilancia de la municipalidad de Guayaquil, Xavier Narváez, aclara que no existe una ordenanza que castigue la realización de actos sexuales en público.
En una entrevista pasada sobre un hecho similar que ocurrió en 2020, el fiscal César Peña decía que la Alcaldía debería realizar una investigación con respecto a posibles infracciones de carácter moral.
Tener sexo en lugares públicos no está considerado como un delito -siempre y cuando no involucre a niños, niñas y adolescentes-, ya que la figura fue eliminada en 2014, con la creación del nuevo Código Orgánico Integral Penal (COIP).