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La banda de venezolanos que ataca a haciendas y fincas en la vía a la costa

Las haciendas y fincas en la región se han transformado en objetivos vulnerables para esta organización criminal extranjera

mujer secuestrada y asesinada
Imagen para representar este artículo sobre una banda de venezolanos que causa temor en las zonas de la carretera Guayaquil-Santa Elena.Extra

Un auténtico tormento. Hace aproximadamente tres semanas, le arrebataron la paz a Milton, quien ahora agradece cada instante de vida, aunque vivir con un constante temor no sea lo ideal. Él accedió a hablar con EXTRA bajo anonimato.

(Lea también: Sucumbíos: agente municipal fue víctima de intento de asesinato en Lago Agrio)

Milton es un técnico agropecuario que, junto a su equipo, se dirigió a una hacienda situada a unos 15 minutos de Cerecita, en la carretera Guayaquil-Santa Elena. Ese domingo, tenía planificado regresar a la ciudad cerca de las 17:00, pero un grupo de delincuentes interceptó el vehículo en el que viajaban y los sometió. Así comenzó un calvario que duró más de cinco horas.

Entre los paisajes de la vía a la costa, existen comunidades dedicadas a la producción de diversos alimentos, así como caseríos que sirven de refugio de fin de semana para quienes buscan escapar del ajetreo urbano.

La tranquilidad de una vida ahora interrumpida por una ola de violencia. Sin embargo, esa tranquilidad también ha llamado la atención de delincuentes armados, violentos, organizados, y según los testimonios de sus víctimas recogidos por Diario EXTRA, de origen extranjero.

Los técnicos llegaron temprano a la hacienda, donde realizaron su trabajo: tomaron muestras del suelo, hicieron fotografías y videos para su análisis con equipos tecnológicos avanzados. Los propietarios quedaron satisfechos con el trabajo y esperaban recibir un informe en un par de semanas, pero eso no sucedería porque tanto ellos como sus visitantes ya eran acechados por una banda de extranjeros.

Al salir de la hacienda, el regreso de los técnicos se desarrollaba sin contratiempos. Viajaban en un SUV. Uno de los ocupantes notó que un vehículo se acercaba por detrás. Pensaron que podría ser alguien de la hacienda que intentaba alcanzarlos, como si hubieran olvidado algo.

En efecto, era un vehículo de ese lugar, pero los técnicos no sabían que los propietarios ya habían sido asaltados. Los delincuentes ingresaron violentamente, blandieron sus armas y golpearon a sus víctimas. Luego, los subieron al vehículo y se dispusieron a buscar a los visitantes.

El SUV de los trabajadores disminuyó la velocidad, lo que fue aprovechado por los delincuentes para interceptarlos. Con armas en mano, apuntando a la cabeza de sus víctimas, los criminales sometieron a los técnicos y tomaron control del vehículo. Los antisociales se dirigieron hacia un destino desconocido para las víctimas, quienes solo sentían cómo los vehículos recorrían largos tramos de caminos empedrados.

Imagen relacionada con caso de asalto en vía a la costa.
Imagen relacionada con caso de asalto en vía a la costa.Miguel Rodríguez / Extra

El escape entre la penumbra

Después de casi media hora, los vehículos se detuvieron en la cima de una colina, rodeada de maleza y árboles. Bajo amenazas de dispararles, insultos y golpes, los abandonaron allí. Uno de ellos recibió un golpe en la cabeza, y en cuestión de segundos su rostro estaba cubierto de sangre. En medio del caos, uno de los técnicos logró distinguir algunas características de sus captores: uno de los delincuentes tenía dientes dorados, como si usara carillas de oro o metálicas, y también llevaba un tatuaje en forma de araña.

Los testimonios de las víctimas coincidieron en que la banda estaba compuesta por personas de origen venezolano, identificados por su acento y modismos.

Tras dos horas de abrirse paso entre la maleza, el grupo de asaltados escuchó lo que parecía ser un chivo. El sonido los guió hasta una casa donde recibieron auxilio. Bebieron agua y limpiaron sus heridas. Finalmente, un grupo de trabajadores que se dirigía a Progreso los llevó a esa localidad, donde pudieron contactar a sus familiares.

Desde ese fatídico día, Milton ha intentado recuperar su vehículo y sus equipos, sin éxito. En estas tres semanas, ha conocido más casos similares al suyo en esa y otras zonas de la vía a la costa y Santa Elena: el mismo modus operandi, el acento de los delincuentes, y los días de los asaltos, entre otras circunstancias, sugiriendo que la banda podría tener su base en Cerecita. Muchos propietarios de haciendas y fincas incluso consideran vender sus propiedades ante la falta de seguridad.

¿Qué dicen las estadísticas oficiales? Según datos del ECU-911, entre el 1 de enero y el 25 de agosto de este año se registraron 160 robos en general, incluyendo 29 robos de vehículos en el distrito Progreso. En el mismo periodo del año pasado, hubo 95 registros, de los cuales 23 fueron robos de vehículos.

Por otra parte, hay hechos violentos que no se denuncian por temor o desconfianza en el sistema de justicia, lo que genera un subregistro, es decir, cifras que no forman parte de las estadísticas oficiales. Un trabajador de una camaronera en la zona de Chanduy prefirió no denunciar el robo de su camioneta 4x4, ocurrido hace unos meses. Esperó a que lo contactaran para acordar el pago del rescate del vehículo. Este tipo de casos también se multiplican en la zona costera.

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