A Carapungo no llegó el apagón, sino el terror. Los moradores de la Etapa C de este sector del norte de Quito se alistaban para enfrentar los cortes decretados por el Gobierno cuando ocurrió el sicariato de un hombre, cuyo cadáver quedó en uno de los callejones de este pequeño barrio.

“Eran las nueve de la noche, más o menos. Como dijeron que quitarían la luz, estábamos poniendo candado en la puerta cuando oímos disparos”, contó María, cuya casa está cerca a la calle Galo Plaza, por donde comenzó el ataque armado.

La mujer escuchó, al menos, seis tiros que iban dirigidos a la víctima que corría por su vida. Tres proyectiles se alojaron en la vivienda de María: uno dejó un agujero en la pared externa, el otro rompió una ventana y el último ingresó por la manija de su nevera, la cual se dañó.

“Imagínese que uno de esos balazos hubiera entrado a los cuartos, alguien de nosotros hubiera muerto y sin tener nada que ver”, confesó la mujer, quien ayer cambiaba el vidrio roto por la balacera.

Pero María no fue la única atemorizada por este atentado que acabó con la tranquilidad de ese sector. Juana, quien tiene su vivienda a media cuadra de esta vecina, también vivió momentos de pánico.

“Estábamos alistando los focos recargables que compré para el apagón cuando se oyeron los tiros bastante lejanos. De un momento a otro, el escándalo llegó hasta afuera de mi casa”, detalló Juana mientras limpiaba la sangre del hombre asesinado que quedó delante de su inmueble.

Ella y su familia se quedaron ‘petrificados’ del terror hasta que el alboroto cesó. Los delincuentes dejaron la escena mientras disparaban al aire y a bordo de motocicletas, contaron las moradoras.

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“La verdad no me atreví a salir porque tenía demasiado miedo. Los vecinos contaron que el hombre murió en el sitio y no hubo detenidos”, detalló Juana.

Hasta el cierre de esta edición, el fallecido no era identificado. Reportes extraoficiales dan cuenta que posiblemente se trató de un ‘chulquero’ al que, luego de asesinarlo, le robaron una motocicleta y también dinero. En la escena en donde no se fue la luz quedaron casquillos de bala.

Mientras los agentes levantaban el cadáver de este hombre desconocido en Carapungo, en el barrio como La Durini, en Las Casas, occidente de Quito, los apagones se vivieron sin mayores contratiempos. Rosario Lagos, de 65 años, contó que durante la noche se cumplió con el horario establecido. “La luz se fue a las diez en punto y luego de dos horas regresó”.

La mujer contó que para ‘combatir’ ese tiempo de apagón compraron velas y tuvieron los fósforos a la mano ante cualquier eventualidad. Según Lagos, cada uno de los vecinos se metió en su hogar y nadie salió. “Lo que se escuchaban eran las sirenas (de la Policía) mientras hacían las rondas por aquí”.

En otros sectores como La Gasca, cercano a Las Casas, la duración del apagón también se cumplió a ‘rajatabla’: no tuvieron luz desde las 22:00 hasta las 05:00 de ayer. “Por suerte no tenía mucha comida que se dañara, así que no fue tan grave el corte de luz”, contó Blanca Pozo, quien tiene una tienda a donde la gente llega para comprar velas para los nuevos apagones.

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