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En el parterre, las personas esperan por varios minutos para poder cruzar.Angelo chamba

Adultos mayores corren peligro en la avenida de la Prensa, en Quito

Pacientes del dispensario de Cotocollao, algunos con bastones y enfermos, se arriesgan cuando cruzan la calle. El semáforo más cercano está a unos 80 metros.

Siete de la mañana. La fila en el dispensario del IESS Cotocollao, norte de Quito, es larga. Unas 80 personas aguardan por sus citas médicas.

Frente a ellos se desarrolla una escena cotidiana, pero peligrosa: adultos mayores –con bastones, con dolores, con frío– esperan la oportunidad para cruzar la avenida De la Prensa. Algunos se arriesgan y levantan sus manos como petición a los conductores para que los dejen pasar.

“A pesar de que es una zona residencial, los carros pasan a toda velocidad”, se queja Beatriz Daza, de 79 años.

Muchos acceden, otros aceleran y los abuelitos son obligados a retroceder. Algunos transeúntes van hacia el parterre del medio para ayudarlos a cruzar. “Tuve que cogerme del brazo de la señora para poder cruzar. Al menos nos ayudan a avanzar más rápido”, detalla Beatriz, quien llega desde La Florida para un examen.

Gladys Ulloa y Marco Sánchez, una pareja de adultos mayores, se agarran de las manos para caminar entre los carros, como quien se lanza al vacío. Ella tuvo que llevarlo a emergencias por un dolor de estómago. Pasaron un buen susto.

“Esto de estar ‘toreando’ a los vehículos es pura adrenalina”, lamenta Gladys.

Por allí también pasa la línea del Metrobús, que tiene paradas determinadas. “Ellos no ven nada, como tienen carril exclusivo ni se detienen”, agrega Gladys.

Los adultos mayores deben cruzar zigzagueando entre los autos.Angelo chamba

Afluencia

En las inmediaciones del dispensario funcionan restaurantes y farmacias, por lo que los adultos mayores no son los únicos ‘toreros’.

Decenas de personas aprovechan el tráfico de la mañana para pasar por entre los automotores. “Pero nosotros estamos viejos, no avanzamos a caminar hasta el semáforo. Está lejos (a unos 80 metros)”, dice José Miguel Getial, quien se acercó por un control de su diabetes.

El asunto se vuelve complicado porque la mayoría de jubilados no tiene autos propios, por lo que deben lidiar también con el transporte público.

“Mi hija me pasa dejando en la mañana, pero el regreso ya me toca sola”, agrega Beatriz.

Pero un cuidador de autos comenta que la mayoría de sus clientes son personas que se acercan al dispensario. “Muy pocas son las que pasan por el semáforo porque está lejos”, comenta.

Los usuarios de este tramo de la avenida De la Prensa ruegan por un semáforo, un puente o “aunque sea” un paso cebra para cruzar sin arriesgar la vida.

La Empresa Metropolitana de Obras Públicas (Epmmop) informó que los técnicos de la Secretaría de Movilidad y esta entidad deberán realizar primero una inspección en el sitio para determinar acciones que ayuden a los peatones.