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Las abogadas dicen: ¡sexis, pero profesionales!
Visten sensuales, elegantes y a la moda, pero piden ser reconocidas por haberse ganado un puesto en su profesión ante la predominancia de los hombres.
Sus zapatos negros de taco suenan a paso lento. Una abogada mira el reloj de su muñeca izquierda. Luce serena llegando al Complejo Judicial de la Florida, en el norte de Guayaquil. Parece que está a tiempo. Perfume de aroma dulce, falda corta roja, saco negro sobre la blusa y cabello rubio con un alisado impecable. Cerca, un hombre no resiste. Contempla su figura. Ella ni lo nota.
Estos momentos son comunes fuera de las dependencias judiciales. Las profesionales del derecho y las funcionarias atraen miradas. Son referentes de la moda, la elegancia y la sensualidad. No hay discusión.
Permanecer en el exterior de estos sitios es como asistir a un desfile. Se nota que la combinación de colores, trajes y accesorios es ‘craneada’ frente al espejo. Todo hace juego y nada sobra.
Pero para ellas se trata de mucho más que ropa bonita y buena ‘pinta’. Dejan claro que la sociedad debe valorar que haya una mayor cantidad de abogadas frente a sus colegas hombres, quienes tiempo atrás predominaban en la profesión.
“Sí, podemos vernos sexis, pero también con una apariencia ejecutiva. La buena presencia siempre va a estar. Habrá unas que quieran lucir más esbeltas y otras con un toque de seriedad. Pero todas estamos para demostrar nuestras capacidades”, dice Lisbeth Cerezo, una joven defensora con tres años en el ‘ruedo’.
Ella prefiere usar pantalones. No quiere dar a notar tanta voluptuosidad porque luego los jueces y colegas “se estrellan” pensando que por su juventud solo tiene un cuerpo que mostrar. “Tenemos horas de estudio y preparación”, argumenta.
Mariana de Jesús Villalba, abogada que lleva nueve años ofreciendo sus servicios, respalda esa afirmación y va más allá. Reconoce que no es fácil para una mujer irse abriendo paso en este ámbito laboral.
Entre lo más complejo está enfrentarse al machismo, al menosprecio de los hombres. A ella los varones la han cuestionado, pese a tener el mismo título, aunque los ha sabido ‘frentear’, manifiesta.
Sin embargo, también está consciente de que hay compañeras que andan despampanantes, usando a su favor sus atributos. Ella las respeta, pero su forma de pensar es otra.
“Yo me visto de forma sencilla y clásica. No voy a una pasarela, hasta en eso se ve la seriedad y la ética”, recalca.
Las visiones pueden variar. La abogada Ángela Mendoza, en cambio, defiende que el demostrar sensualidad no está mal, sino en cómo reaccionan los caballeros frente a esto.
“Si puedo verme bien, hacerme unos retoquecitos y sentirme bien conmigo misma, está bueno. Lo importante es el profesionalismo que demostramos”.
Lo complicado es cuando les dicen un supuesto piropo, que en realidad termina siendo una demostración de deseo, en la que todo se reduce a lo físico.
El punto en común de las jurisconsultas es el hacerse notar no por sus escotes, sino por sus alegatos en los juzgados. Es una lucha social que van ganando cada vez con más fuerza.
CIFRAS EN RELACIÓN A MUJERES
Las mujeres constituyen el 51,05 % de la población del Ecuador en 2022, según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). La mitad de la población femenina del Ecuador ha alcanzado al menos la educación general básica. Sin embargo, solo 13 de cada 100 tienen estudios superiores o universitarios.
Respecto a la ocupación económica, únicamente 3,6 de cada 10 mujeres que forman parte de la población económicamente activa tienen empleo pleno, frente a 2,6 que están desempleadas.