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285 incendios forestales en Quito: esta es la historia de los héroes en la línea de fuego
Entre el 1 de julio y el 14 de septiembre de 2024 hubo 285 incendios en la capital. EXTRA conoció de cerca el esfuerzo del Cuerpo de Bomberos de Quito
El olor a quemado persiste en los uniformes de los bomberos que han permanecido en la línea de fuego en los 285 incendios forestales registrados entre el 1 de julio y el 14 de septiembre de 2024 en Quito. “Por más que se lavan, el olor no se va, pero ya estamos acostumbrados”, cuenta Danilo Parra, capitán del Cuerpo de Bomberos de Quito.
Los turnos han sido extenuantes; tanto que incluso el personal administrativo ha dejado el trabajo en oficinas y se ha movilizado para las gestiones operativas o incluso para ayudar a sostener las mangueras. En total, son 1.095 hombres y mujeres que se han ido turnando en las últimas semanas.
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08:30. En la estación ubicada en las calles Veintimilla y Reina Victoria, la mayoría se alista para salir, por ahora, a patrullar los sitios donde ya se han controlado los incendios. “El viento y la topografía hacen que se reaviven. Lo que hacemos es estar cerca para tener capacidad inmediata de respuesta”, explica Danilo.
¿Cómo enfrentan la frustración los bomberos?
Ximena Chango lleva 11 años de servicio en esta institución. Ni ella ni sus compañeros han tenido mayores afectaciones de salud, tampoco accidentes en las batallas contra el fuego. Sin embargo, deben lidiar con la frustración, pues los focos de incendios forestales vuelven a prenderse. “A veces hemos trabajado por horas, estamos cansados y vuelven las llamas. Solo nos toca seguir”, dice.
En total, se han afectado 1.767 hectáreas en toda la ciudad, la mayoría de estas en sitios de difícil acceso, donde no sirven ni las mangueras de agua. “Ahí entra el trabajo manual”, aclara Danilo. Esto implica hacer zanjas en la tierra o removerla para que las llamas no avancen, a centímetros del fuego. Para eso tienen el equipo adecuado, pero siempre existen riesgos. “Ha habido caídas, raspones, golpes. Como se dice: gajes del oficio, pero nada grave”, agrega Ximena.
Incendios provocados en Quito
El Cuerpo de Bomberos de Quito ha enfatizado que el 99 % de los incendios son provocados por la mano del hombre. Hasta el momento se han detenido a dos sujetos como sospechosos de ocasionarlos intencionalmente.
Uno de ellos, Jefferson Santiago Mediavilla Pazmiño, ya enfrenta prisión preventiva, pues habría pruebas contundentes de que sería el responsable del incendio en el cerro El Panecillo que consumió al menos siete hectáreas.
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El otro individuo fue retenido por algunos bomberos cerca del incendio de El Chiche, en el nororiente de Quito. Los uniformados divisaron un foco de incendio cercano el martes 17 de septiembre, y al acercarse vieron a un ciudadano sospechoso en el sitio. Lo entregaron a la Policía Nacional.
“Yo les pediría que tomen conciencia, que tengan presente que el clima es muy seco en esta época y los incendios se propagan más rápido”, dice Farid Matailo, bombero encargado de conducir uno de los vehículos hacia las distintas emergencias.
Aunque no ha habido pérdidas humanas ni heridos, sí se han registrado muertes de animales silvestres en los bosques. Las mascotas y animales de granja han sido rescatados en medio de la asfixia. “Esto atenta contra el medio ambiente también; para que vuelva a crecer vida en esas zonas tendrán que pasar muchos años”, indica Matailo.
En este mismo período, entre julio y septiembre, los uniformados han atendido 1.545 quemas agrícolas y de desechos, sobre todo en las parroquias rurales. Solo ahí se han afectado 108,45 hectáreas de vegetación.
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El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, incluso dijo que la ciudad estaba “bajo ataque”, ya que los incendios han sido simultáneos, lo que ha puesto la capacidad operativa de los bomberos al ciento por ciento. Hasta el momento no se ha solicitado ayuda de otras ciudades o provincias.
“Mi petición no es como bombero, sino como ciudadano: eviten hacer quemas, tengan más cuidado. Los incendios nos afectan a todos. No puedo juzgar a quienes están detenidos; eso lo determinará la justicia”, expresa Danilo Parra.
También cree que debe haber más capacitación por parte de las autoridades de ambiente para erradicar las quemas agrícolas. “Todavía existen personas que queman sus terrenos para volver a sembrar. Sí se ha logrado disminuir esto, pero aún falta”, agrega.
También existen grabaciones en las que se puede ver cómo las personas encienden fuego a propósito. Fue el caso de Juan Pablo Borja, un taxista que fue captado encendiendo la vegetación en La Gasca y luego se retiró en su vehículo. Aunque aceptó ante los medios de comunicación lo que hizo, no ha sido denunciado.
Se dan a la tarea de psicólogos
En zonas como Tumbaco y Nayón, el fuego estuvo muy cerca de las viviendas, por lo que los habitantes vivieron días de terror. “Fue muy duro ver en Nayón a una señora que lloraba por sus pollitos, que eran su sustento”, cuenta Ximena Chango. Ella y sus compañeros corrieron a salvar a las gallinas de la señora que rogaba por ayuda. “Las metimos en costales como pudimos porque ya estaban asfixiadas”, relata.
Para Danilo, la parte difícil también es convencer a los pobladores de que no regresen a sus casas mientras no se controlen las llamas. “Se desesperan y quieren salvar sus cosas, pero tenemos que explicarles que primero es la vida”, recuerda. Ante los lamentos, los uniformados también han tenido que consolar a los afectados, así como darles primeros auxilios. “Hay personal capacitado para todos estos procesos”, cuenta Ximena.
Los turnos son de hasta 48 horas seguidas; luego de ellos, vuelven a casa para recargarse y regresar a sofocar incendios. Por eso, el olor a quemado parece perseguirlos, a sol y sombra.
Alimentación e hidratación de los bomberos de Quito
La respuesta ciudadana ha sido de agradecimiento hacia los casacas rojas. En los puntos de coordinación que se establecieron durante las emergencias se recolectó agua y alimentos para quienes combatieron las llamas. “En Nayón nos dieron de comer choclos con habas. La gente humilde comparte de lo que no tiene. Han sido muy generosos”, dice Danilo.
Eso no es todo, de vez en cuando llegaban tanqueros privados a los centros de mando, de personas que pagaban por el servicio y los ponían a disposición de los bomberos. “Nos han agradecido con lágrimas en los ojos. Eso es lo bonito de este trabajo: salvar vidas, salvar sus casas o sus animalitos”, expresa Ximena.
Además, los comuneros han sido parte fundamental en la lucha contra el fuego. Se organizaron para ayudar a cargar mangueras, han hecho cadenas humanas y han estado hombro a hombro.
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