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En 46 kilómetros, desde Ambato hasta los límites de la provincia de Bolívar, hay seis complejosYadira Illescas

Vía a Flores, destino turístico para los amantes de la naturaleza y la aventura

Al recorrer por la primera carretera que unió Costa y Sierra encontrará complejos turísticos y paraderos para distraerse

La antigua carretera Vía a Flores ha vuelto a la vida como un destino turístico rural. Seis complejos turísticos y 12 paraderos han surgido a lo largo de 46 kilómetros, desde Ambato, Tungurahua, hasta los límites de la provincia de Bolívar.

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Esta emblemática vía, que comenzó a construirse bajo el mandato de Antonio Flores Jijón (1888-1892) y se terminó con Isidro Ayora (1926-1931), es famosa por ser la primera en conectar la Sierra y la Costa.

Hoy, sus zigzagueantes curvas, bordeadas por eucaliptos y las tranquilas aguas del río Ambato, atraen a turistas que buscan recrearse en espacios naturales.

En el centro de Pasa puede conocer su iglesia patrimonial.YADIRA ILLESCAS

“Antes de la pandemia, esta ruta estaba abandonada, pero ahora es el lugar perfecto para que las familias disfruten del campo”, comenta Juan Manuel Sánchez, quien hace 25 años apostó por convertir su propiedad en un complejo turístico.

Este centro, ubicado en Tilulum, ofrece caminatas junto al río, áreas húmedas con piscina, sauna y una variada gastronomía.

Lilian Villagrán, otra emprendedora, invirtió en un mirador que atrae a quienes buscan vistas panorámicas espectaculares. “La pandemia, aunque difícil, nos impulsó a aprovechar nuestro potencial turístico. Cada fin de semana, recibimos a más gente que busca paz y naturaleza”, dice.

Durante la pandemia, otros habitantes de la zona optaron por transformar sus huertos frutales en paraderos turísticos.

Una ruta para ciclistas

Además, la carretera es ideal para los ciclistas, que encuentran un reto en su sinuosa geografía. Carlos Estrella, turista quiteño, asegura que pasear por la ribera del río es una experiencia inigualable.

A lo largo de la ruta, se encuentran complejos recreativos con aguas termales y reservas ecológicas, como la del páramo de Llangahua, donde se promueve el turismo comunitario, las caminatas, la pesca deportiva y el camping.

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