En las profundidades de la selva, donde la línea entre Ecuador y Colombia se desvanece bajo el manto verde, el Bloque de Seguridad de Ecuador asestó un golpe devastador al corazón del narcotráfico. El sábado 13 de abril de 2024, un operativo conjunto de las Fuerzas Armadas del Ecuador y la Policía Nacional, en coordinación con la Fiscalía General del Estado, desmanteló un laboratorio de procesamiento de clorhidrato de cocaína.

Lee también: Ecuatoriano fue culpado de robar barco histórico en Nueva York, Estados Unidos

Tras tres meses de investigaciones meticulosas, intercambio con agencias extranjeras y análisis de datos, se reveló la ubicación de este enclave del crimen. El laboratorio, escondido en la espesura, tenía la capacidad de producir entre 5 a 15 toneladas de cocaína semanalmente, lo que se traduce en una pérdida de 150 millones de dólares mensuales para las redes delictivas y terroristas.

Estos laboratorios clandestinos, comúnmente llamados “cocinas”, son el primer paso dentro de la cadena de producción y distribución de cocaína. “Este es un duro golpe por parte del Estado Ecuatoriano a la estructura financiera y logística de las organizaciones criminales”, aseguró el general Renato Cevallos Núñez, comandante de la Zona 1 de la Policía Nacional.

El operativo, bautizado como “Operación Frontera”, no solo desmanteló la infraestructura, sino que también incautó un arsenal de equipos utilizados para la fabricación de la droga: 9 hornos microondas, 1 cocina industrial, 2 marcianos, 31 tanques de polietileno, 1 generador de luz, 4 cilindros de GLP, 10 canecas de sustancias químicas, 4 tubos de ensayo, 2 balanzas, 40 sacos de metabisulfito de sodio, 10 sacos de cloruro de calcio, 10 tanques de n-propio acetato, 10 sacos de carbón activado.

El lugar también albergaba áreas de descanso con capacidad para 60 y hasta 80 personas, una cocina y un área de producción. Se presume que el personal operativo era mayoritariamente de nacionalidad extranjera y que la droga era transportada en pequeñas embarcaciones hacia caletas en ambos países, para su distribución nacional e internacional.

Según el general Milton Rodríguez, comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Esmeraldas, estas organizaciones delictivas “estarían utilizando el río Mira para transportar droga y llevarla hasta el océano Pacífico y luego comercializarla en centro y norte América”.

Las investigaciones siguen en curso para identificar a los responsables y desarticular las redes criminales.

¿Quieres leer más contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!