“Estábamos descansando cuando escuché un ruido extraño. Salí al patio y vi que la montaña se estaba bajando. No lo pensé dos veces, agarré a mis hijos y con mi esposo corrimos hacia la carretera. Dejamos todo atrás”, narró Luz Jiménez, una de las damnificadas por el aluvión registrado en el barrio Subo de la parroquia San Antonio de las Aradas, cantón Quilanga, en la provincia de Loja.

La tranquilidad nocturna fue interrumpida la noche del lunes, cuando parte de una montaña se desprendió tras un fuerte aguacero. El aluvión arrasó con dos viviendas y una escuela, dejando a cuatro familias en medio de un desolador panorama.

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Los afectados vieron cómo el esfuerzo de sus vidas quedó sepultado en minutos. Con la voz entrecortada, Luz Jiménez contó que el aluvión casi les arrebata la vida. Su casa quedó atrapada entre el fango, junto con sus enseres y animales. Ella estima que sus pérdidas ascienden a 35 mil dólares.

Suspendieron clases

La escuela Juan Manosalva, donde ocho niños recibían clases, también sufrió serias afectaciones. Las autoridades del Ministerio de Educación suspendieron las clases por seguridad de los estudiantes, ya que algunas de sus aulas sufrieron fisuras en sus paredes y el lodo taponó el área de ingreso.

El coordinador zonal de Educación, Favio Villamizar, dijo que la escuela presenta problemas de inmobiliario, el 50 % del cerramiento está destruido y el techo está destrozado por la palizada. Aún desconocen a cuánto asciende el monto de lo afectado

Evalúan daños

Adalí Jaramillo, director zonal de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), informó que técnicos y bomberos evaluaron la zona para determinar la magnitud de los daños. “Todavía no tenemos un monto exacto de las pérdidas, pero tras el levantamiento de informes, iniciaremos con la entrega de ayuda humanitaria”, aseguró la funcionaria.

El barrio Subo, ubicado a veinte minutos del centro de Quilanga, quedó marcado por la tragedia que pudo tener mayores consecuencias.

Por ahora las familias afectadas han sido acogidas en casas de sus familiares, mientras se gestionan albergues temporales.

“Gracias a Dios no hay víctimas mortales”

El alcalde de Quilanga, Juan Carlos Santín, lamentó lo ocurrido. “Nunca imaginamos que una quebrada con tan poco caudal podría causar tanto daño. Gracias a Dios no hay víctimas mortales, pero las pérdidas económicas son considerables”, señaló.

Unidades de rescate de Loja se dirigieron al sitio para ayudar a los afectados, mientras que por redes sociales se están organizando para llegar con asistencia humanitaria.

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