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Los sitios estudiados son las zonas urbanas que colindan con el Salado.FRANCISCO FLORES / Extra

Estero Salado Guayaquil: Estudio advierte sobre altos niveles de metales pesados

Reciente estudio entre la Espol y una universidad inglesa revela que este desastre es el resultado de décadas de gente que arroja basura allí. 

Los problemas del estero Salado, en Guayaquil, ‘rebosan’ a vista y paciencia de todos los transeúntes, pero en sus profundidades, precisamente en los sedimentos, hay un problema que cobra cada vez más peso: la elevada presencia de metales tóxicos.

(Lea también: Un hombre fue baleado y lanzado al Estero Salado en el sur de Guayaquil)

Una investigación científica reciente ha puesto cifras y rigor técnico a esta preocupación, específicamente en su tramo urbano.

El estudio fue liderado por académicos de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), en colaboración con la Universidad de Southampton, y se centró en cuantificar los niveles de arsénico, cadmio, plomo y mercurio en los sedimentos superficiales.

Franklin Ormaza, oceanógrafo y autor principal del estudio, explica que estos metales actúan como un archivo histórico del ecosistema. A diferencia del agua, que fluye y se renueva, el sedimento atrapa y acumula las partículas y los átomos de estos elementos tóxicos a lo largo del tiempo, reflejando décadas de descargas de residuos.

Ormaza recuerda un estudio similar de 1985: “El cadmio estaba en niveles prácticamente aceptables, pero hoy está 10 veces por encima de lo aceptado”, compara.

Los metales son solo una parte de la contaminación del estero Salado.FRANCISCO FLORES / Extra

El equipo analizó muestras en cuatro puntos claves del estero urbano (cerca de los puentes Portete, Miraflores, 5 de Junio y del Policentro). Los resultados, comparados con guías internacionales de calidad, son alarmantes.

Ormaza califica la situación de “dramática”, con niveles de cadmio 10 veces superiores a los seguros, agravados por descargas directas de talleres y viviendas.“Usted va a esos puntos y puede encontrar cañerías que salen directamente de la casa al estero”, lamenta.

Para confirmar que la contaminación era de origen humano y no natural, los investigadores compararon los hallazgos urbanos con muestras del canal de El Morro, la zona sur del sistema del estero Salado, que incluso contiene un refugio de vida silvestre. Y el contraste es abrumador.

Transeúntes pueden percibir el nauseabundo edor del estero.FRANCISCO FLORES / Extra

Nayiva Bobadilla, ingeniera politécnica que inició la investigación como estudiante, describe cómo en la ciudad se percibe mal olor, basura en los mangles y ausencia de fauna; mientras que en El Morro el agua es más clara y abundan las aves, incluso delfines.

“Ya no se ve casi ningún bivalvo, ningún mejillón, concha, no hay cangrejos tampoco”, cuenta Bobadilla.

El problema del Estero Salado: la población

La contaminación por metales pesados es persistente y peligrosa. Peter Statham, docente de la Universidad de Southampton (Inglaterra) y coautor del estudio, recuerda que los metales son elementos, no se degradan como otros contaminantes y tienden a bioacumularse en la cadena trófica.

Los expertos coinciden en que la solución principal es detener las descargas contaminantes y, a largo plazo, mejorar los procesos industriales, fomentar el reciclaje y fortalecer la gestión ambiental con verdadera voluntad política.

Pero la recuperación del estero Salado trasciende lo técnico. Existe una desconexión cultural que Ormaza percibe cuando dice que “a la gente pareciera que le fastidia el estero”.

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