Mágico, maravillo y extraordinario. Es el arte de la habilidad de cinco jóvenes que montan en Cuenca un Pesebre, el más grande de Latinoamérica. Son lojanos y por segunda vez levantan en la capital azuaya la representación de la infancia de Jesús en unos 270 metros cuadrados, con trece escenas que comprenden los 15 misterios: Encarnación, Visitación, Expectación del parto, Nacimiento, Circuncisión, Adoración a los Reye, contemplados en los relatos bíblico católicos.

Son Diego Campoverde, Alexis Arias, Josué Arias, Luis Alberca, Juan Cáceres y Gonzalo Pulgarín, que heredaron la iniciativa del padre Jimmy Arias, fallecido hace dos años por covid-19 y quien mantuvo la iniciativa de arreglar pesebres durante 30 años.

El arreglo se lo hace el Museo de Arte Religioso, conocido como la Catedral Vieja, ubicada en el centro histórico de Cuenca.

Es la réplica a escala de la geografía antigua de Palestina, representación típica y hebrea. Paisaje propio de aquella época, algo desértico y con la representación de las viviendas, casas y edificaciones que se relatan en los Evangelios de San Lucas sobre el tiempo de Jesús.

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En cada espacio se recrea con gran perspectiva y proporcionalidad los momentos del matrimonio de José y María; la Anunciación del Ángel a María; y la Huida a Egipto, rematando con el gran nacimiento.

Está la masada, el palacio de Herodes, Jerusalén, Judá, donde se basan los misterios religiosos. La presentación de Jesús, su desaparición y su hallazgo, lo más cerca a los relatos bíblicos, armados con pasión donde se utilizan 600 figuras de cerámica con movimiento propio a las que se suman 1 mil 500 piezas fijas. Son figuras italianas y españolas, acota Vicente Espinoza, quien está a cargo de obra.

El Establo estará abierto al público desde el 20 de octubre del 2023 hasta el 15 de enero del 2024, obra artística considerada también como turística temporal.

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