“Al parecer, el hombre cubrió a la mujer y fue quien recibió los disparos. La dama se encuentra estable en una casa de salud de Salinas”, dijo el teniente de policía Javier Enríquez, encargado de la zona policial, sobre el asesinato del odontólogo Andrés Eduardo Onofre Tamayo, de 35 años de edad, cometido la mañana de este martes 16 de abril de 2024, en Salinas, provincia de Santa Elena.

El hombre, oriundo de Guayaquil, quedó boca abajo sobre el asiento del copiloto del carro blanco de placa GPM 202, en el cual viajaba junto a Gabriela Susana Cajape Aguilar. Ella tiene laceraciones, informó el uniformado, pero le iban a hacer unas radiografías para descartar cualquier fractura o si tiene algún órgano comprometido.

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Los uniformados emprendieron un intenso operativo para dar con los responsables de este crimen y la primera medida fue receptar versiones de moradores y revisar las grabaciones de las cámaras de videovigilancia del lugar.

Al parecer, al profesional lo habrían estado esperando, porque lo atacaron a los pocos minutos de haber salido de su departamento. Según datos policiales, la pareja iba con destino hacia la ciudad de La Libertad, donde tienen su consultorio dental.

Onofre Tamayo conducía el carro y frenó al llegar a una arteria principal, en el barrio La Floresta, en el balneario de Salinas. En ese momento fue sorprendido por dos sujetos en moto que se le acercaron y apuntaron.

El odontólogo habría tratado de esquivar a los pistoleros y con el carro se subió a la vereda, pero los maleantes lo siguieron y uno de ellos accionó el arma y le corrió plomo. Los agentes no encontraron indicios balísticos en el sitio. Se presume que usaron un revólver.

Testigos indicaron que los posibles atacantes, en su huida, salieron a gran velocidad y se chocaron con un carro, cayeron al asfalto, pero rápidamente se levantaron para continuar con su fuga.

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El odontólogo Eduardo Andrés Onofre aspiraba a instalar un nuevo consultorio en La Libertad. Días antes, estuvo por el Municipio agilizando permisos e inclusive buscaba contratar un profesional en publicidad digital para la promoción.

Llevaba varios años acudiendo a la Península, pero mayormente desarrolló su trabajo en Guayaquil. Con Susana Cajape, quien también es odontóloga, tenía poco tiempo de relación sentimental. Él se había separado de su esposa y buscaba rehacer su vida.

“Fue un hombre muy respetuoso. Provenía de una familia muy trabajadora de Guayaquil. El doctor fue un hombre muy respetable y su muerte sorprende a todos los que lo conocíamos”, dijo uno de sus allegados.

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