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Tiguerones siembran terror en Nueva Prosperina: "Nos vamos antes de terminar muertos"
Hace tres años, Marcela y Ángel (nombres protegidos) compraron un terreno con la ilusión de construir su casa y dejar de pagar arriendo. Durante un tiempo, vivieron con aparente tranquilidad en la cooperativa Nueva Prosperina, ubicada en el noroeste de Guayaquil. Sin embargo, desde hace dos meses su vida cambió radicalmente.
Grupos criminales comenzaron a amedrentar a los moradores con constantes amenazas, obligando a muchas familias a abandonar sus hogares. Marcela y Ángel resistieron lo más que pudieron, sin tener a donde ir. Pero la tarde del lunes 14 de abril, un hecho violento marcó el límite.
Su vecino Sergio Farías Lavayen, de 30 años, fue atacado a tiros frente a su vivienda. Cuatro sujetos armados llegaron en un vehículo, lo acribillaron y huyeron con su motocicleta. El ataque fue el detonante. “Nos vamos ‘soplados’. No queremos terminar muertos”, dijo Ángel la mañana siguiente, mientras cargaba sus pocas pertenencias en el balde de una camioneta.
Marcela, de 35 años, no pudo contener las lágrimas: “Ya no podemos más con tanta violencia. La inseguridad nos obliga a dejar nuestro hogar. Ahora vamos a arrendar. Nosotros trabajamos y salimos muy temprano: mi esposo labora en una camaronera y yo soy comerciante. Los niños se quedan con una señora. Daremos una vueltita de vez en cuando, pero ya no viviremos aquí. Ya nos han amenazado”.

Ángel relató que desde hace un mes, los vecinos comenzaron a huir del sector. Cerca, en los alrededores de Socio Vivienda 1, se han registrado hechos macabros, como el hallazgo de cuerpos desmembrados.
Nueva Prosperina pertenece al distrito del mismo nombre, donde entre el 1 de enero y el 15 de abril de este año se han contabilizado 269 muertes violentas, 207 más que en el mismo periodo de 2024. Este sector no solo es el más violenta de la Zona 8, sino de todo el país. De acuerdo con información policial, las facciones Los Igualitos y Fénix de Los Tiguerones estarían detrás del terror que se vive en este sector.
Marcela, Ángel y sus tres hijos dejaron atrás el hogar que construyeron con esfuerzo, en busca de un poco de paz en otro punto de la ciudad. (AEB)
