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Opinión
Editorial: Un privilegio para pocos
Nuestra vida cambió para mal. Y todo por la violencia criminal. Andamos ‘mosca’ todo el tiempo, porque nuestras rutinas se modificaron. Desde dejar de ir a sitios a determinadas horas del día, hasta contratar - quienes tienen posibilidades de hacerlo- seguridad privada 24 horas, siete días de la semana.
Pero si bien son medidas que ayudan, terminan siendo soluciones parches a un problema que requiere de la reacción de la sociedad civil y el verdadero compromiso de las autoridades por revertir esta realidad.
Ciertos sectores de Durán, Guayaquil y Samborondón se asemejan a zonas de guerra y no a sitios de entretenimiento o simples lugares de concurrencia. Es que, en un contexto de extorsiones y sicariatos, se ha vuelto común ver militares o personal de vigilancia custodiar lugares y a personas exponerse con guardaespaldas. No obstante, ser esta una opción válida para quien puede acceder a ella, no es una medida integral que nos saque de la crisis. Además, en Ecuador la seguridad no puede ser un privilegio de unos pocos, debe ser un derecho colectivo.
No existe un verdadero plan que, al margen de lo que estuviera haciendo el Gobierno central y la Policía, se esté coordinando e implementando entre estas tres ciudades. ¡Lamentable!