El debate entre los presidenciales Andrés Arauz y Guillermo Lasso, a más de uno no ayudó a decidir por cuál de los dos votar el domingo 11 de abril. Ambos se dedicaron -en vez de hacer críticas constructivas, o de mejorar las propuestas - a atacarse mutuamente y gritar a los cuatro vientos los nexos de su contrincante con políticos de gobiernos anteriores, que ellos mismos calificaron de corruptos.

Arauz se presentó como el salvador que le dará al país estabilidad económica, y Lasso no se cansó de repetir a quién responde su contrincante, pero lo cierto es que ambos llevan el peso del pasado. Al candidato de la coalición PSC-CREO lo atormenta el fantasma de un feriado bancario que no olvidamos, y al candidato de UNES, su relación con el expresidente Rafael Correa, quien ha dado mucho de qué hablar luego de que se conocieran los tantos casos de corrupción durante su gobierno.

Lamentablemente, el debate presidencial no ayudó a aclarar las ideas de la población. Los candidatos no se concentraron en persuadir a los nulos y blancos de la primera vuelta, y el espíritu de ataque estuvo presente en sus intervenciones.

Para muchos será complicado decidir por quién votar. Lo que sí está claro es que quien llegue a Carondelet recibirá un país con una iliquidez fiscal difícil de superar, provocada por la pandemia del coronavirus y debido a eso, muchas de sus promesas de gobierno se las llevará el viento...