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Opinión

Editorial: Adolescentes sicarios

La miseria en la que vive gran parte de la población nacional, que ha llevado a centenas de miles a la desocupación al ser despedidos de sus empleos, ha originado que seres con pocos años de vida, es decir los niños, sean destinados ya al trabajo (sobre todo en la vía pública) e incluso a la mendicidad. Son obligados a perder esa hermosa parte de la existencia humana para dedicarse a labores que les arrebatan el derecho a ser felices y optimistas.

Y un hecho más grave todavía es que esos niños, entrados ya en la adolescencia, sean usados por grupos delincuenciales, sobre todo para ejercer el ejercicio del sicariato, es decir de asesinar usando armas de fuego para facilitar los crímenes y la oportunidad de fugar luego de cometido el hecho.

Cuando estos jóvenes asesinos son capturados por la policía, los jueces no pueden aplicarles las severas sanciones que les corresponderían si fuesen adultos.

El comandante de la Policía de la Zona 8 de Guayaquil, Durán y Samborondón ha declarado que se necesitan leyes más severas para rehabilitar a los menores vinculados a tan graves delitos que los transforman en asesinos. Y aclara también que la cantidad de muertes por esta modalidad ha aumentado en la última temporada y que es necesario tomar de inmediato acciones que mermen este tipo de muertes violentas.