Una mujer de la tercera edad corría desesperada por la calle Elizalde, en el barrio San Blas, centro de Quito. Nadie sabía lo que sucedía, pero se le notaba la desesperación, recordaron ayer sus vecinos luego de que su casa se quemó completamente la tarde de este 21 de noviembre.

“La señora Inesita salió asustada de la casa y fue directamente hasta el hotel que está junto a su vivienda. Timbró, pero nadie salió a ver qué pasaba”, contó Maribel Rivera, de 46 años, quien fue testigo de la angustia de la ancianita.

Luego, la dueña del predio apresuró el paso hasta el edificio de la Cruz Roja que está en la misma calle, pero tampoco obtuvo respuesta. Maribel se animó a preguntarle lo que pasaba y la señora le gritó: “¡Se quema mi casa!”.

La casa de la afectada está en medio de un hotel y otro inmueble esquinero que da hacia la calle Ríos. Detrás hay otros domicilios que poco a poco se verían afectados.

El fuego empezó en una casa

Maribel se sentó afuera de la tienda de su tía en la calle Elizalde y percibió un olor a caucho quemado. Cuando se percató, en la casa de aquella abuelita ya se miraban las primeras llamaradas y el humo.

“Lo primero que hice fue llamar al 911 y llegó una camioneta de los bomberos”, detalló la testigo del infierno que se desató. Ella les dijo que no necesitaba que fueran solo a ver, sino a apagar el fuego, que crecía rápidamente.

Luego de media hora, la súplica funcionó porque llegaron los bomberos para aplacar el suceso. Al mismo tiempo, la dueña del predio donde todo comenzó fue atendida por los paramédicos, quienes informaron que no hubo personas heridas o fallecidas por lo ocurrido desde el mediodía del jueves.

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La odisea para apagar el incendio en San Blas

“Esto era terrible. Todos estábamos asustados de que se vuelva incontrolable”, recordó Miguel Valle, de 77 años y también vecino de la afectada. El hombre indicó que el fuego estaba bastante alto y algunas ‘lenguas’ amenazaban con destruir los cables eléctricos que están frente a los inmuebles de San Blas.

Por eso fue necesario cerrar cuatro calles a la redonda y pedir la ayuda de 45 bomberos. Al sitio también fueron destinados 17 vehículos: unidades para combatir el incendio, unidades de rescate y ambulancias.

El incendio avanzó de la casa de la señora Inés hasta otros dos inmuebles y los quemó casi en su totalidad. Los socorristas rompieron las puertas de la primera vivienda para continuar con las labores de extinción, que se alargaron hasta la madrugada de ayer.

Entretanto, la adulta mayor fue acogida por su familia en otro lugar. Una sobrina suya y demás seres queridos acudieron este viernes al lugar para constatar los daños. Ellos explicaron que la señora se encuentra bien físicamente, pero no saben cómo reaccionará al conocer la magnitud de la tragedia.

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