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Opinión

Editorial: ¡Acabemos ese Estado pipón!

Un Estado eficiente debe contar con la cantidad adecuada de empleados

El adecuado funcionamiento del Estado ecuatoriano no es viable si no se enfrenta el problema de su tamaño, afectado por una burocracia excesiva. Y es que aunque se ha señalado que en la actualidad la mayoría de los empleados públicos son médicos y policías, el costo del aparato estatal sigue siendo excesivamente elevado, lo que dificulta lograr un equilibrio fiscal.

Un Estado sobredimensionado nunca es eficiente, ya que una cantidad excesiva de burócratas hace que la atención a los ciudadanos y la resolución de sus problemas se vuelvan procesos complicados y burocráticos. Un claro ejemplo de que no se ha tratado de manera responsable la reducción del tamaño del Estado es la Vicepresidencia de la República, que a pesar de no tener funciones concretas en el país debido a que la vicepresidenta trabaja en el extranjero, mantiene una plantilla considerable de empleados, sin que se sepa si realizan alguna tarea.

Otro caso es el gran número de conductores en el sector público, resultado de una política establecida durante el auge petrolero de hace 15 años que asignaba vehículos a casi todos los funcionarios. Un Estado eficiente debe contar con la cantidad adecuada de empleados, lo que le permite operar sin comprometer el gasto social y sin tener una nómina innecesariamente grande.