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Opinión

Editorial: ¡No me apaguen la luz!

Se vienen los apagones. Así lo advirtieron las autoridades del Ministerio de Energía del Ecuador, en un reconocimiento tardío de que el estiaje, la falta de producción de energía local y el que Colombia nos iba a vender menos energía, nos ponían la soga al cuello. Pero a renglón seguido recularon y dijeron que no va a pasar nada.

Así, de pronto, lo que parecía un problema del pasado y que había sido superado con la ‘grandiosa’ obra hidroeléctrica del correísmo, que a fin de cuentas no fue más que monstruosas construcciones con problemas técnicos, vuelve a poner al país en ascuas.

Basta un ejemplo, la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, cuya infraestructura ha presentado miles de fisuras en los distribuidores de la central, a lo que se suma el problema de la erosión regresiva en el río Coca, que amenaza al proyecto.

Súmese a esto la falta de lluvias en la parte alta y el estiaje (bajo nivel de agua en los ríos) que se produce, lo que afecta la producción de energía para el país. Y ojalá que Colombia mantenga su palabra y no decida retomar los trabajos de mantenimiento de sus plantas y dejarnos sin ese aporte eléctrico.

El problema se acrecienta por el intenso calor que golpea a la Costa, lo que genera el excesivo consumo de aire acondicionado o ventiladores, con una demanda que crece entre 10 y 12 %. ¡Habrá que rogarle a Dios que llueva, pero que no venga El Niño aún!